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admirables acontecidos en Lnrdes (Ana–
les 30 Abrill874 pág. 11 et. sig.).
Ri á Zola le gusta, sin embargo, ven–
derlo como un juguete fantástico, así ·
sea. Pe1·o nosotros apostamos, cuanto él
\quiera, á que no se conformaría nun0.a
con experimentar en su persona labro–
ma del cáncer, del que Constanza Piquet
fué prodigiosamente librada en el agua
de la gruta de Massabielle.
xnr
Según dijimos, el Milagro de Lurdes
no se manifiesta sóio en el lugar del ::;an–
tuario á lo la1·go del Gave, al pie de los
Pirineos, sino también en cualquiera
otra parte, hasta en las lejanas Indias
y
en la Australia. Citaremos po1· consi–
guiente aún un último prodigio, pero
acontecido en Italia, como citamos en
primer lugar otro acaecido en Bélgica.
Y con tanto mayor gusto lo relatamos
cuanto más seguros estamos de su
exactísima verdad, en todas sus partes:
pues, puede decirse obrado á la vista del
que escribe estas páginas.
El diario
La Voce della Verita
de Ro–
ma, el 2 de diciembre,
1880
estampaba
una carta de Monseñor Carlos Nardi
canónigo Penitenciario
y
director del
Observatorio Meteorológico de Fiésole,
en la qu,e rogaba 'Se publlcase la narra-