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estimado conveniente cortarlo con ope–
racióL quirú1·gica, porque, siendo incu–
rable en su raíz, siempre se habría re–
producido. Por lo demás, por su tama–
ño, el tumor estaba visible y podía to–
carse.
El 22 y 23 de Agosto, la enferma se
sumergió en la piscina, pero sin prove–
cho. El 24, en la mañana, vuelve allá,
baja al agua; y mientras permanece en
ella, el tumor por sí y sin que ella nada
aperciba, se deshincha
y
desaparece.
En aquella misma mañana la señori–
ta Piquet se presenta á la oficina de los
médicos para que se verifique la cura–
ción instantáneamente lograda.
"El examen inás sutil, escribe Boi–
ssarie, en el proceso verbal, qu8 se hizo
por l0s
12
ó
15
doctores que me rodea–
ban, no pudo descubrir ni
~1
menor ves–
tigio del tumor que se había deshecho
dentro del agua."
Pero, no satisfecho de esta indicación,
el ilustre doctor ha publicado sus inves–
tigaciones sobre la verdadera naturale–
za del tumor, ha buspado los testimo–
nios que la confirmaran, ha seguido el
progreso de la curación que se ha man–
tenido constante
y
ha sido reconocida
por el incrédulo doctor Martín: de sueJ··
te que, estando alejada toda duda acer·
ca de la verdad, el hecho de la Piquet,
dice él jusU=tmente, será uno de los más