-34 -
·
lesiones de la médula no tienen reme–
dio.
Lleno de fe en la Virgen de Lurdes.
logra ser conducido allá con la peregri–
nación .nacional: y nó en las piscinas,
sino, al pasar el Santísimo Sacramento,
él estaba echado en el suelo, enfrente
de la gruta, adorando é invocando la
gracia por la mediación de la Virgen
cuando se siente como impelido á le–
vantarse: levántas,e efectivamente, ca–
mina, y se ve sano: pero sano de tal
suerte que resiste á los movimientos los
más rudos y fatigo::;os, como si nunca
hubiese sufrido de aquel terribilísimo
mal. Baste el siguiente telegrama en–
viado once días después, el
l.
o
de setiem–
bre, desde el Hospital de la Caridad de
París, adonde Delannoy había vuelto á
presentarse: "Hemos visto á Delannoy
cuatro veces en esta semana: los médi–
cos están asombradísimos: anda lo mis–
mo que un corredor de campo."
El doctor Petit, catedrático en la Fa–
cultad de Rennes, quien ha redactado
la memoria científica de este aconteci–
miento, después de haberlo descrito é
ilustrado, "¿cuál es el hombre de buena
fe, agrega, cuál es el sabio íntegro, que
pueda rehusarse de inclinar la cabeza
en presencia de un hecho tan maravi–
lloso? Una curación como la de Pedro
Delannoy no se ha podirlo efectuar sin