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cha llaga en constante supuración.
En
tal estado, Pedro, el día
'i'
d,' Abril de
1~75,
se hizo llevar á la gruta de Lur–
des--Oostaker,
lleno de confianza de
que la Virgen, representada ahí talco–
mo se manifestó en la gruta de Massa–
bielle lo sanaría. Una vez entrado que–
dóse por un rato oranrlo
á
los pies de la
graciosa imagen: rlespués
vuf~lve
en sí,
se arrodilla, levántase de nuevo por sí
mismo, anda, apreRm·a el paso, ha sana–
do instantáneamente.
Las frac.turas de la pierna aparecen
soldadas, la llaga ha desaparecido, que–
drmdo tan sólo una pequeña señal in–
dicadora del lugar de la rotura. El
1loctor Affenaer, su médico, al registrar
la pierna, prorrumpió en llanto y ex–
clamó sollozando: ¡Oh Pedro, tu has
sanado de veras! Tu pierna está sana
y fresca como la de un niño que acaba
el~
nacer. Nada ¡.¡udieron los remedios
humanos: pero lo que no es posible pa–
ra nosotros los médicos, lo es para la
Virgen."
·
El señor Boissarie, expuesto el caso
en toda su genuina realidad, agrega to–
dos los pennenores que precedieron y
se siguieron
á
la curación: y cita. nom–
bres, lugares, testigos y pruebas que ha–
cen incontrovertible el acontecimiento:
y, considerado ;lo instantáneo del efec–
to, concluye con todo derecho, que esta