-23-
porque no ha querido. Ha ido, ha obser–
vado, lo ha investigado todo: ha• visita–
do la gruta, las piscinas, las iglesias, la
oficina de los médicos, laR enfermerías,
los enfermos, hasta las personas prodi–
giosamente curadas que el doctor Bois·
sarie tuvo la amabilidad de presentarle
ante sus
oj~s;
ha tratado con los misio–
neros guardianes del Santuario, con los
Padres de la Asunción, directores de la
Peregrinación, con eclesiásticos, con
Hermanas, con legos de toda clase. Ha
hecho allí alarde de una sencillez de
palomita. Ha tenido piadosos coloquios
con el Padre Antonmaría capuchino,
por el que se ha hecho hasta contar
los latidos del corazón entusiasmado.
¿Qué más? Fué á la procesión con el ci–
rio en la mano!!!
En resumen, él lo ha visto todo, me–
nos lo que hubiera tenido que ver: la
verdad. El ha irlo á Lurdes, como los
fariseos á Betania, después que Jesús
había allí resucitado á Lázaro difunto
de cuatro días.
Fueron á ver al resucitado, nó para
creer,
sino
á buscar pretextos para he–
rir con mayor morrlaeidad al que lo
había resucitado. Vieron al resucitado,
pero no quisieron ver en su resurrec·
ción á aquel Dios que la había reali–
zado.
.ksí ha ido Zola á Lurdes. No quiso
.
\