-:lO-
rada por muchos sabios heterodoxos,
ha sido un golpe mortal para la incre–
dulidad, ya acobardada. Ahora ni los
clérigos, ni los misioneros, ni las mon–
"jas, ni los devotos sea cual fuere su
condición, sino los mismos doctores, los
médicos, los cirujanos, los clínicos, los
patólogos, hacen resonar desde las pis–
cinas y la gruta de la Virgen el reto–
¡
venid
y
ved!
Más todavía: a :fin de que
hasta los que están impe1idos de
ir
pue–
dan
ver
desde lejos mentalmente, he
aquí que el egregio Doctor Boissarie,
suceso1· del barón de Sair,t-Maclou, pri–
mer fundador de la Oficina, propala
!os casos de curaciones, los aclara con
tod'a género de pormenores, discute las
circunstancias y los fenómenos á la luz
de la fisiología y medicina; y con su cé–
lebre
Histor1·a Médica (Lurdes Histoi–
re Medicale
1858-1891)
y con sus su–
cesivas exposiciones doctrinales
(Ana–
les de
N. I}.
de LU?·des
'1892-1894)
apela á
todos los hombres de ciencia que haya
en el mundo y les ruega emitan sus
juicios razonarlos.
Después de haber mandado imprimir
mi
Historia
ilfédica de Lttrdes,
es–
cribía M. Boissarie á los pocos meses
de haberla publicado, he recil>ido un nú–
mero muy grande de adhesiones de co–
legas que me son desconocido::;, profe–
sores de nuestras facultades mayores,