-15--
la réplica que se da á los nedos
impug~
nadores de lo sobrenatural en Lúrdes.
Desde el once de Febrero de 1858, en
que principiaron las revelaciones de la
Virgen Inmaculada, el
Siécle,
la
Presse,
el
J
ournal des Debats
y cien otros perió–
dicos semejantes vertieron en sus
pági~
nas cuanta burla supo inventar la in–
credulidad en contra del prodigio: bur–
lando el principio, disfrazando los he–
chos, mofándose siempre, más ó me–
nos, como hace hoy Emilio Zola. Ante
tan infernal gritería, parecía que tu–
viese que desaparecer entre las más so–
lemnes carcajadas la manifestación de
Lurdes. Las autoridades civiles se coa–
ligaron con los blasfemos de la prensa,
dfl la cátedra y del bodegón. El Minis–
tro H.ouland escribía al Prefecto de Tar–
be::;:
es menester acabar
á
todo trance
con los milagros de Lurdes.
Pues bien,
hoy transcurridos treinta y seiR años,
¿á qué punto se encuentra la verdad de
los milagros de Lurdes, constantemente
defendida con la razón única del -
id
y
ved
? - Al punto de que un número
muy crecido de incrédulos, habiendo ido
allá, en efecto, y habiendo visto; no
han podido menos que exclamar:
Veni,
vidi, credidi:
vine, ví, y creí.