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de la rodilla ha desaparecido. Ella pue–
de calzar el botín que hacía ya
seis años
le era absolutamente imposible. Sale
de Lurdes perfectamente curada.
"Veo al Sr. Zola, le expongo el caso
de la señorita Ohaignon y exclama: ¡pe–
ro, Ud. me cuenta un milagro!
"Y, corrigiéndose en el acto, como
escéptico agrega: quisiera ver aquí á
nuestros doctos maestros.
-·'¡Que vengan pues! le contesté.
-"Además, hubiera querido ver antes
á la señorita; convendría tener las foto–
grafías; sería bueno exponerlas en un
salón antes y después del milagro; tal
vez sería oportuno nombrar una Comi–
sión mixta, porque Ud. no goza de mi
confianza. Quisiera que la Municipali–
dad, la guardia rural ....
" En una palabra, Zola busca un sin–
número de cautelas, á cual más ridícu–
las antes de autenticar el hecho prodi–
gioso.
"Zola ha visto con sus ojos realizarse
dos de estos hechos extraordinarios.
"María Lemarchand, atacada de es–
crófula maligna, llamada
lupus,
en la
cara, con llaga é hinchazón vé desapa–
recer al mismo tiempo la hinchazón
y
la llaga;
á
través de una epirlermis sutil
y
roja, se obr;¡erva correr la sangre en
su red de capilares. La presento, antes