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que nnestrns fortunns, placei'es
y
ho110res serán tnn vacilan–
tes pnra nosotros, como lo fueron parn ellos,
y
ta.n incapaces ele
hncer nuestta felicidad como lo fueron para hacer la suya,.
·
Gerardo.-Bien
conozco que en
todas las cosas de acá
bajo hay una alternativa de alegría
y
tristeza, de gozo
y
do–
lor, de atrasos
y
adelantamientos, de enemistades
y
reconci–
liaciones; nada es estable en el mundo, todo es momentáneo
y
transitorio. Cuando el hombre desengaúado de la grandeza
humana contempla el lúgubre esplenclor de la noche, los.Turillan.–
tes desiertos, las lejanas bóvedas donde mundos
sm
fin. brillan:
sobre otros mundos, en un extá10is busca. atrevido la man.o Cl!ea–
dora que sembró los snlp,s en los cielos,
y
et omnipotente mo–
narca que superior
á
su obra, se eleva r,.obre sn inmenso im–
perio.
¡Ay de mí, Dios mio! exclamaré con San Agustin,
¡qué investigable grandeza teneis en las cosas grandes,, y qué
impenetrable profundidad en las pequBña
s!Giállermo.-Oye
mi Gerardo.
lo
que
conta.ba©l gran Pon–
ticiano, sujeto principal
y
distinguido en pa:laeiio,
á
San Agus–
tin y
á
San Alipio: yo me hallaba \ma vez en la ciudad de Tre–
veris, miéntra.s que el e:mpeYadoli asistía
al
esvectáculo do Jos
juegos circenses, que se tenia n despues del medio dia, me salí
con otros tres amigos y compañeros mios á pasear por unas
huertas, que están contiguas 6 los mm:os de
Ja
ciudad,
y
estan–
do en ellas, nos pusimos
á
pasear dB dos en dos, segun nos
convino entre nosotros la; eais
ualidad_ Yo con uno de ellos, e–
ché por una parte y loo ot1·os ech.al!on por otra,
y
nos fuimos
alejando los unos de los otros. Los primeros siguiendo su pa:–
seo sin rumbo ni camino cleterminado, vinieron
á
pasar poi:–
una pobre casilla en que habitaban algunos religiosos ó solita–
rios, y allí encontraron un lihro en que estaba escrita
Ta.
vícfa
de San Antonio Aba,d. Comenz.ó
á
leerla uno de los magnates,
sorprendiéndose y llenándose de admirncion y asombro; al
mismo tiempo que leia iba pensando en abraza.r aquel género–
cle vida, para emplearse únicamente en servir
:á,
Di-0s,
deja.nd'<>
todos los empleos
y
ocupaciones del siglo, do.nde eran aque–
llos dos compañeros agentes de los negocios del emperador.
Y repentinamente lleno de un amor santo y religioso
irnclor,
enojándose contra sí mismo volvió los ojos para mirar al o.tro
amigo suyo, hablándole de este modo.
" Te ruego, que me di–
gas
¿á
dónde aspiramos y pretendemos llegar nosotros con
todas nuestras fatigas
y
trabajos? ¿qué es lo que buscamos?'
¿cuál es el fin co11 que seguimos la corte? ¿podrá nuestra. espe–
ranza prometerse mayor fortuna en palacio, que llegar
:í
ser
amigos del emperador? ¿qué hay en ese punto que no sea.