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Gime,

y

se agita entre las mantas, que le envuelven, como en–

tre cadenas, que le cautivan, y sus llantos aumentados por

loª

mismos esfuerzos, que se hacen para acallarle, manifiestan que

el principio de su vida no es para este ser humano, sino el en–

sayo de sus desgracias.

¿Qué anuncia esta infeliz entrada en el

mundo? Una niñez que se pasará entre antojos y privaciones,

entre puerilidades alternadas, y lágrimas frecuentes, entre pa–

satiempos que no hará mas que gustar,

y

dolores, miserias, y

enfermedades, de que no podrá librarse. Una niñez; cuya fe–

licidad consistirá en no conocer que es infeliz.

Guillenno.-Vos

me haceis acordar lo que ha aicho Cha–

teaubriand: "La niliez es feliz, porque todo lo ignora; y la vejez

desgraciada, por que todo lo sabe."

Eliseo.-Pero

á la niñez sigue una juventud impetuosa,

siendo frecuentem(lnte el primer dia de esta edad el último

de la inocencia.

Solo la educacion cristiana es el sol

á

cuyo

influjo crecen

y

se desarrollan y dan precioso fruto las virtudes;

solo la instruccion religiosa contendrá los excesos en esta edad

de fuego.-Una edad mas madura acaso templará el ardor de

la fogosa juventud, pero aquí entra el tiempo de los cuida–

dos, de los desvelos y de las penas. No parece que se libra

el hombre de la viole.¡icia de la juventud, sino para entrar en

obligaciones y empeños, que le hacen aun mas desgraciado. Su–

jeto á los acontecimientos, pem:liente de las ocasiones, esclavo

del respeto humano, sacrificado por. el bien parecer...jamás es

ménos dueño de sí mismo que en aqtte-lla edad en que pensaba

serlo enteramente, y cuando qontaba con una feliz libertad, se

encuentra cen una nueva esclavitud. La vejez pronta á volverle

á

las debilidades de la niñez, le

irá

consumiendo con los trabajos,

que trae consigo, y llenando con sus achaques y enfermedades

el corto intervalo, que le resta, para la muerte. Llenará sus

últimos uias de amargura

y

los concluirá en las últimas ago–

nias para bajar al sepulcro.

Gerardo.-El

dinero que es tan útil en el mundo ¿por ven–

tura oshará dichosos?

Eliseo.-Poca

cantidad, si, es útil, pues nos alimenta, nos

v~ste

y

nos d

a las

pocas r.osas necesarias

á

la breve y mísera

vida del hon;

ib.re;

pero mucha tal vez es datiosa; porque nos

rodea de env1d1osos! .nos roba la paz, fomenta las pasiones,

engendra nuevos v1c10s,

y

á

fuerza de multiplicar delitos, in–

vierten todo. el órden de

la naturnleza: nadie negará que no

hay manantial mas abundante de amarguras que las pasiones

desordenadas los crímenes que las satisfacen. Por tanto, no

está el bien

y

la dicha-del hombre en las riquezas, ni en la ex·