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Eliseo.-Despues de la santa Mision, Arequípa ha visto
de·
sarrollarse en todas las clases, y singularmente en aquellas,
<¡ue tieuen mayor instruccion, una reacion favorable y despreo–
•Cupada hácia las ideas religi0.sas, qne ilustran
y
moralizan los
pueblos,
y
son un :presagio feliz de la mejora y progreso
á
que
·se ,dirije una
~aeiolll
<Civilizada, encaminándose así, no solo
á
disfrutaT.cnpaz en este mundo, de los beneficios que nos ha dis–
pensado Dios,
y
asegurarnos un dichoso porvenir; si que ta.m–
bien
.á.
i'Obttstecer la caridad fraternal, fundamento sólido del
cristianismo,
y
tan necesario para col!ltrarrestar el desquicia–
mient0 ·s0eia.l, que iba produciendo el egoísmo individual que
todo lo ·sacrificaba al solo interés de
·e~
particular; es induda–
ble que (mantos se interesan por el bien .de la religion
y
del
Estado deben conk.ibuir
á
favorecer
est~
sagrado impulso, para
obtener sus inapreciables ventajas.
Giállermo.-Es
cierto que .el Redentor del mundo con el
precepto de la caridad cristiana .sentó el principio de una paz
perpetua, siendo bajo este aspecto un benéfüio reformador en
muchos sentidos; pues produjo un cambio profundo en las ideas,
en las costumbres, en las instituciones, en el individuo, en la
sociedad, mudn.ndo completamente la faz del mundo. Desde
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memorable dia de la redencion univer13al se han visto almas
grandes
y
generosas., que
á
imitacion de
J.
C.
Re complacen en
perdonará un enemigo, á quien pudieran humillar
y
abatir.
El
nuevo mandato
que nos preceptuó
J.
C.
antes de morir, consis–
te en que nos amemos unos
á
otros con un -amor todo divino; con
llil
amor .que fomenta la mas .ar.diente caridad; con un amor
.que 'hace de la tierra un nuevo cielo; con un amor que nos
dá
á
conoeer por discípulos del Restaurador del mundo, nos eleva
sobre nuestra misma naturaleza, nos hace socorrer mutuamen–
te \las necesidades es.pirituales,
y
corporales, n os hace mirar en
cada uno de nuestros hermanos la persona de
J .
C.
Gerardo.-Yo
como miembro de una socieclad secreta pro–
clamo tambien la
igualdad, la.fmternidad
y
La
fil,<.rntropia.
Eliseo.-Amigo,
creo que eres víctima de las ideas fascina·
doras de nuestro siglo }' dd prestigio de las pasiones,
y
por
esto, todo lo confundes
y
trastornas, comoj los que se jactan
de
espíritus fu ertes,
ó despreocupados, que
á
los actos de Religion,
llaman supersticion y fanatismo
á
toda autoridad ó gobierno,
llaman tiranía
y
despotismo, al desórden llaman libertad al
desenfrenado libertinaje llaman fraternidn.d,
y
si les preguntas
porque cometen tantas injusticias, r obando secreta ó pública–
mente á unos
y
otros, hollando los derethos divinos
y
huma–
nos, te responderán que procuran la
igualdad
por medio de la