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profirieseis las palabrn.s de la consagracion, yo estaré todo en–

tero en cuerpo, alma

y

divinidad bajo los accidentes sacramen–

tales.

Gera:rdo.-Pero,

¿cómo puede realizarse la transubstan–

ciacion?

Gnillermo.-¿Puecle

acaso la razon hallar imposibilidad en

la transubstanciacion eucarística? ¿Acaso ;no experimentamos

todos los dias,

y

en nosotros mismos, transubstanciacione,?

¿Por ventura toda la naturaleza nó es una elaboracion de las

mismas? ¿Qué es nuestro cuerpo, sino el resultado de la trirn–

subtanciacion de los alimentos que tomamos? ¿Qué son las plan–

tas

y

los frutos, sino el resultado de las transubstanciaciones

de la tierra, del agua

y

de las materias con que se abonan? En

las transubstanciaciones de la naturaleza, obra.u las leyes na–

turales, pero en sn orígen sobrenaturales, como dadas por Dios,

su autor;

y

la transubstanciacion eucarístic11, obra inmediata

del poder de Dios, impulsado por su amor.

¿Negaremos

á

Dios

el amor infinito que tiene al hombre?

y

este amor infinito, ¿no

podrá determinar

á

la Omnipotencia divina, para que inme–

diatamente produzca, lo mismo que produce por medio de leyes

establecidas por El mismo? r o tiene, pues, la razon que objetar

á

la posibilidad del misterio.

Eliseo.-Admirado

de este sublime misterio S. Ambrosio,

pregunta ¿qué es la voz de Cristo? Es aquella, dice el sabio doc–

tor, con la cual fueron hechas todas las cosas.

l\íandó el Señor

que aparecieran los cielos sembrados de estrellas; mandó el Se–

ñor

y

salió el mundo del informe caos de la nada; mandó el

señor

y

produjo todas la'l criaturas que tienen el ser. Si tan

grande

efl

el poder de la palabra de N. S.

J .

que empezaron

á

ser las cosas que no Eixistian, ¿cuánto ma.s operatorio es, el

convertir ó mudar una sustancia en otra? Todos cretmos (por–

que así lo ha dicho el mismo Dios humanado) que en la cándi–

da nube de los accidentes está realmente la víctima de paz que

reconcilia el cielo con la tierra.

Si bien es verdad que en nues–

tros aciagos dias, muchos ihsos habiendo abandonado la fé de

:::ns padres, se esfuerzan con sus palabras falsas

y

escritos lle–

nos de impiedad á perYertir

y

corromper los augu. tos dogmas

del Catolicismo, no obstanto la afligirla viuda aun pide al Sacer–

dote que aplique el excelso sacrificio por el eterno descanso de su

difunto esposo; la madre que llora la temprana muerte de sus

hijos, pide la oblacion del sacrificio de los vivos

y

de los muer–

tos para la eterna paz de sus finados hijos,

y

los navegantes

y

viajeros antes de salir de su patria, imploran á los sagrados

mini tros del sa,ntuario la aplicacion del sacrificio augusthiimo