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ta las dudas, sana las enfermedades dE:l alma, purifica sus
manchas, y regula sus inclinaciones, clirigienclo sus pensa–
mientoe, deseos y acciones al gran fin por el cual el hom–
bre ha sido criado. El sacerdote por medio de este sacra–
mento ele miserables pecadores hace dechados pedectisimos
de honradez, virtud y santidad. La confesion es un freno
para el libertinaje, un manantial de
consuelos para una
alma afligida, un poderoso preservativo contra las ;tentacio–
nes que asedian á veces el corazon mas virtuoso, un dique
para contener graves desórdenes, para disipar siniestros prn–
yectos, formados en un momento de cólera y de venganza.
¡Cuántos crímenes ella ha impedido! ¡cuántas
restituciones
ha producido! ¡cuántas reparaciones se le deben agradecerl
¡cuántas resoluciones heróicas ha
inspiradot ¡,cuántas veces
ha sido el apoyo de la inocencia, el espanto del impio, la
ocasion de convenirse á Dios!
Los mal:l grandes
hombres
de que se glorian la Iglesia y el Estado han recurrido fre–
cuentemente á este manantial de gracias: y ¿quién de no–
sotros no se edifica á la vista de un Bayard herido de mu–
'erte en la batalla de Pávia,
el cual no encontrando un sa–
cerdote para confesarse, hace á su asístente la confesion de
sus faltas, esperando con este acto de humildad, obtener gra-
cia delante del Altísimo? ¿quién no admirará..... .
Gerarclo.-Basta,
amigo, basta pues estoy completamen–
te convencido que, el sacerdote es el ser mas apreciable de
la sociedad, es la beneficencia y el consuelo personificado; su
ministerio
es altamente moralizador, y al ver que, ondea
en sus manos el incensario cuyo perfume penetra los cie–
los, me imagino ver en él á un angel desinfectando á la tier–
ra de la hediondez del vicio .
Eliseo.-A
dios,
amigos: mañana os descubriré un re–
medio
que
cura
todos
los males.- Guillermo y Gerardo
marcharon; la luna derramaba su luz sobre ellos, y ol mur–
murio de su conversacion se perclia en las concavidades del
espacio.
VELADA üNDECI 1A.
En la escuela del clesengaüo se aprende esa virtud, con
la que, el hombre se reconoce tal cual es, sombra que pasa
por la tierra,
y
adora al Señor: como á quién es, sol indefi.–
ciente, principio y fin de todos los seres y ordenador supremo
de todos los pueblos
y
ele todos los hombres. En presencia