Previous Page  58 / 132 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 58 / 132 Next Page
Page Background

-54-

médicos fu eron llamados y reconocieron que Javier acababa de

sucumbirá una cambustion espontánea; fenómeno posítivo;mas,

que la ciencia quizá aun no ha explicado. Este incendio del

cuerpo humano tiene una actiYiclad

y

un poder espantosos. Los

huesos, la piel, los músculos, todo es devorado, consumido, re–

ducido

á

ceniza. Algunas porciones de polvo amontonn.daa en

el lugar en que la víctima clliyó, es todo lo que queda del cadá–

ver.

Por este ejemplo conocerás que

la.

virtnd, la probidnd, y

la, templanza son únicameute hábitos ele acciones personalmen–

te útiles.

G¡¿iUenno:-Amigo,

no ignoras que los malos hábitos que

se contraen en la juventud son sumamente difíciles ele desn.rrni–

gar; pues como dice el P. S. Agustin, constituyen una segunda

naturaleza, que hace

á

la concupiscencia tan fuerte que no hay

poder humano que baste áclominarla. No hace mucho tiempo

que un sacerdote fué llamado cerca de un trabajador moribundo.

A

fuerza de beber, este desgraciado habia caído en un estado

que no dejaba ·eaperanza alguna.

Se confesó

y

despues de ha–

ber pedido perdon públicamente á Dios

y

á los hombres de sus

escándalos, prometió corregirse, si tenia la dicha de

recobrar la

salud. Mas ¡ay! apénas babia recibido loa últimos sacramentos

cuando su paaion violenta se despierta; entónces él pide con gri–

tos espantosos este licor fatal del cual murió víctima, bebe aun

de él, y espira reteniendo convulaivamente el vaso en sus manos.

Ahora conocerás que el regocijo del vicioso es alegría de embria–

guez y turbacion, interrumpida de pasiones furiosas

y

de crueles

remordimientos; y el júbilo del virtuoso es unn. alegría rncional;

alegría que tiene parte de bienaventuranza celestial, que siempre

ea pura, igual

é

inagotable: que cuanto uno mas se entrega

íi

e–

lla es tanto mas dulce; alegría por fin que enagena el alma

sin

perturbarla.

¡Dichosos hombres

á

quienes se manifiesta la vir–

tud en toda su belleza! ¿Es posible verla sin amarla?

y

¿se po–

drá amarla sin ser feliz?

Gerardo.-l\.fi

Guillermo, no todos somos para la virtud.

Guillermo.-La

virtud no es, cual la riqueza, ó el po<ler ó la

gloria, una cosa de privilegio ó de exct'pcion, la virtud es para

todos, todos hemos nacido para ella, todos podemos

y

debemos

sex virtuosos.

"He visto hombres, decia Confucio, sin capaci–

dad para aprender, pero ninguno que no la tenga. para la vir–

tud;"

y

así como la aociecfad de los animales no puede existir si–

no por medio de la.a pasiones, así la ele los hombrea no puede

existir sino por las virtudes.

Gerardo.-No

hay virtud sin sacrificio, ha dicho AJ:istóteles,