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rltl, destruidos los vínculos legale<1, toda sociedad lile aonvierte
en una fier:1 rabiosa que se devora
á
si misma, revolcándose en
el charco de su propia sangre
y
arrojando con fuxor sus mit>m–
bros destrozados. El genio de la muerta visita solamente á
los pueblos enervados por el críme:s, que no reconocen otro
templo que la sala de la orgía, ni otro culto que el de los fes–
tines licenciosos, ni otra adoracion que el ahullido salvaje de
sus maleados instintos, ni otro deber que el de satisfacer sus
pasiones
y
sumergirse en el vicio. Ved los salones de los po–
derosos que deslumbran con su resplandor, tapizados con–
grandes espejos, molduras doradas, medallones, cupidos
y
guir–
naldas que han salido de los principales
y
mas célebres
artistas; ved esos jóvenes durante las saturnales aristocráticas,
disgustando la lascivia por el abuso, el deleite estragado por sí
mismo, van á declinar en asco, reanima el humor de los festi–
nes la incredulidad, cual si fuera una salsa maravillosa; al per–
fume de los alevosos licores
y
al vapor de los manjares, que
rodean los banquetes como randas primorosas, al dulce eco de
una musica voluptuosa
y
de cánticos lacivos imaginan que ellos
son los únicos racionales, desprecian áilos demás, se odian
y
de–
testan, se alimentan de vanidad, se mirai;i. como reyes de la
tierra,
y
sin embargo todos son miserables, arrebatados igual–
mente por la muerte para dejar lugar
á
otros señores quizá tan
vanos
y
dignos de
comp~sion
como sus predecesores.
Gerardo.-Yo
digo como Helvet "que poco importa que sean
los hombres viciosos, con tal que sean ilustrados".
Eliseo.-Nadie
negará que es instintivo el amor de la vir–
tud, y el odio del vicio: tu sabes por experiencia que todo extre–
mo es un vicio, todo vicio merece un castigo mediato, y el e–
jecutor de él es el mismo- infractor, que necesaria.mente tiene ·
que sufrir sus consecuencias. Me permitirás señalarte las con–
secuencias materiales del abuso de licores espirituosos. L11.
Union
publicaba el 23 de febrero de 1850 lo siguiente: un hecho
de los mas extraordinarios pasó anteayer en una taberna de la
barrera de la estrella (en Paris) . Javier
G... .. .
pintor, hallán -
dose
á.
beber con muchos camaradas, apostó que se comeria un
cirio encendido. Le desafiaron; mas apénas Javier hubo in–
troducido en su boca el cirio encendido, cuando dió un lijero
grito
y
se abajó sobre sí mismo en medio del estupor general.
Se víó errar sobre sus labios una llama a.zulada; se trató de
socorrerle,
y
los asistentes, cuando quisieron levantarle, que–
daron llenos de espanto observando que este desgraciado ardia
interiormente; en fin apénas hubo pasado media hora, que su
cabeza
y
la parte superior del pecho estaban carbonizadas. Dos