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Las palabras
lt~tmana
criatu ra
comprenden no solo
á
los
cristianos, sino tambien á todos los h ombres, aunque seat'1
infieles, los cuales, empleando el lenguaje de Belarmino, no
son ovejas,
y
por consiguiente no fueron encargados por Je–
sucristo al cuidado de Pedro. Tratando de convencer el Pa–
pa lnocencio III al Emperador de Constantinopla, de que
los sacerdotes no estaban sujetos á los reyes, y que S. Pe–
dro les recomendó únicamente el mérito
u
e la humildad en
aquellas palabras-estad
sujetos á toda hunwna criatm·a,
le
;;rguye con e]·inconveniente de que
"á
entenderse d e otro
modo, aun los esclavos, que son criaturas humana s, tendrían
imperio sobre los sacerdotes." Luego volviendo
á
nuestro
propósi to, no h ai necesidad de creer p ara salvarse, que to–
da humana criatura está sujeta al Papa. Luego Bonifacio
que enseñó lo contrario, ha dejado un documento de la fali–
bilidad pontificia.
X .
E l Papa Leon X ha condenado entre las proposi –
ciones de Lutero
la~
dos siguientes-"ni la I g lesia ni el Pa–
pa pueden estab lecer artículos ele
fé"-certum est in mann
ecclesice aut Papee pro·rsu.s non esse statue¡·e articulas fidei.
Todos los teólogos convienen, en que la I glesia no
·establece
dógmas, sino que los declara. El otro artículo rep robaba el
uso de quemar
herejes-hereticos combu?·i est contra volun–
tatem SpiTitus.
Segun esto, pa ra huir del error condenado,
será preciso creer, que es conforme á la voluntad del Santo
Espíritu, y á Dios le agrada la práctica de quemar herejes,
la lnquisicion. E l Evangelio
y
el corazon se levantan con –
tra semejante absu rdo; y sin emba rgo, é l fu é aprobado por
un Romano Pontífice en bula dogmática.
XI. Entre los casos de errores cometidos por los Ro–
manos Pontífices, numeramos la conclenacion del sistema co–
pernicano, como contrario á la Sagrada E scritm.a, como he–
rético. En la obra tratamos prolijamente de este punto so–
bre irrecusables documentos,
y
á vista de ellos queda mani–
fiesto, que no solo la Congregacion de la lnquisicion, sino
tambien el Papa, que es Presidente de ella, ha condenado
por heré tica una verdad astronómica; que esta condenacion
ha sido repetida por varios Pontífices; que en los índices es–
purgatorios, incluyendo el d el sábio Benedicto XIV, están
los libros ele Copérnico y ele Galileo,
á
quien se le forzó
á
:retr,actarse; y que aun en el año
18~0
ha negado el Maestro
10
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