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e l que pecase con muchas"-tutius
est wutm tamquam uxo–
rem !wúere, quam cum·multis pecca.·e.
Los teólog os ense–
ñan corrientemente, que la impotencia
superven·iente
no di–
rime el matrimonio.
IV. E n la 'decretal d el Papa Celestino III, leemos así–
" un marido negó
á
Jesucri sto, por odio á su esposa,
y
se ca–
so con una pagan a, de la que tuvo hijos: la esposa cristiana
se ca só tambien por licencia de su arcediano con un se–
g undo marido. · N o nos pa rece, que si el primer marido vuel–
ve á la unidad de la I g lesia, deba apartarse la mugCI: del
segundo para volver a l primero, especialmente cuando se
hubo apartado. d e él por juicio de la I glesia." La glosa re –
prueba esta doc'trin a d e Celestino-malé
dixit Celestinus;
y cuando Inocencio III dijo cató licamente, que el matrimo–
nio no se úisolvia por causa ele herejía, r ecordó, que uno d e
sus predecesores habia pensado de otro modo. Erró pues
Celestino en materia tan grave.
V. Consulta do el P apa Inocencia Ill, sobre si seria
vá lido un matrimonio en que el hombre aseguraba, que no
tuvo ánimo d e casarse, r espondió así-"supuesto que el
hombre no tuvo <Ín imo de recibit· por es posa
á
la.mujer, no
d ebe haber matrimonio; pues falta la sustancia
y
la fo rma
de dicho co ntrato"-non
debet ex iltofacto c01¡jugium judi –
ca¡•Í, cmn in eo nec substa.ntia conjugalis cont>·actt•s, necfO?·–
ma cont1·ahendi conjugium ·valeat inveniri.
N uestros lecto–
r es no han podido ménos de espa ntm;se de semejante deci–
sion, que atraería consecuencias horribl·es contra la inocen–
cia, y á favor del malvad o, que repot·taría vent'ajade su-frau–
de, aunque mintié ndose
á
sí mismo.
.
VI. Contamos entre las definiciones erróneas d e Ro–
manos Pontífices, •us epístola s decretales ó mandatos de
destrot1amiento, que partían de un principio, que reputaban
por dogmático, óde que les competía tal derecho por dispo–
sícion d ivina. Cuando los Papas destronaba n
á
los Prínci–
pes, tenian conciencia d e su poder
interp,·etctndo las santas
escrituras,
y
empleando las llaves que Jes ucristo dió
á
San
Pedro para atar
y
d esatar: no hablaba.n con trepidacion, si–
no decid idamente, d es tronand o, absolvien do
á
los súbditos
del juramento d e fid elidad que hi cieran á sus soberanos,
OJ:.–
denando la desobediencia, si no querían renunciar a l cris–
tianismo,
y
sentenciando
á
nombre de Dios, como si . Dios