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tos en su parte su stancial, al ministerio en los g rádos d e su
jerarquía, instituida por Je sucristo,
y
á c uanto mas se refi e·
ra á este divino;oríjen, todo queda contenido en los puntos
doctrinales, ó pertenecientes á la fé. S i la Cmia aplica es–
te nombre
á
pretensiones,
y
los ob ispos remiten obras cató–
licas, aunq ue anticuriales, á las sagradas congregacion es, pa–
r a que las pongan en el
Indice,
el abuso de un principio no
d estruirá su vir tud p ropid.
Mas cómo no solo los negocios de la fé, si no tamb ien
los
de
disciplina esencial
son necesarios para conser-tar e n su
pureza lo que procede de la in stitucion de .Jesucristo,
y
acl e–
mas, "cuan to mire á lo que S . Avito r eputaba p or de inte–
rés comun á todos los fie les," ó sea " muí bueno
y
convenien–
te hacer de ello. relacion, á la S illa A p ostólica," como decía
el Concilio d e Sárdica; todos estos asuntoo ll aman la aten–
cien
y
vij ila ncia del Primad o, "encargado, segun la espre–
s ion de S ixto IU,de trabajar, e n que la Iglesia d el Señor na–
da tenga de q ue
avergon za~se."
En pocas pa labras:
los
asuntos comunes á todas las I g lesias son cab¿lmen te los ne–
cesarios á la conservacion de la unidad,
y
por co nsig uiente,
están en el núme1·o d e aquell os so bre que recaen sus atri–
buciones propias. Mas no hai que confundir
lo que de
lte–
clw
y
ah,o,·a
es comun á todas his Iglesias, con lo que
debe
ser .comun,
y
es
necesm·io
á la conscrvacion de la unidad.
5 1.
lvledios que co1··responden al P1·imado.
s ·eg un el propio lenguaj e dé los Papás,
á
ellos les cumple
velar en la conservacion del sagrado depósito, cuid ar de la
observancia de los cánones,
y
espedir al caso los decretos
convenientes. Y como tan sublime
ofi~io
no consiste en ser
un mero inspector de las faltas que se cometan, " lo que el
Obispo puede. hace r con los párrocos, el Arzobispo con los
Obispos,
y
el Patriarca con los Arzo bi spos, es propio del
Romano Pontífice en su caso, para obligar
á
los prelados,
á
que desempeñen cada cual su cargo,
y
se conserven en la
unidad, componiend o las querellas que entre ellos hubiere;"
nos hemos valido de las pala bras del Cardenal Belarmino.
Y como el desempeño de los oficios propios de los pasto–
res red uncia en servicio de los fi eles cristianos, si aq uellos
fuese n negligentes ó se resistiesen
á
practicarlos, tocar-á al