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- 65-

39.

:l rg umeuto tercero.

J esucristo estab leció

á

S a n P edro por pa · tor ti c la Ig le–

sia; ofi cio que incluye principa l me nte

la enseñanza, en la

cual debe ser in fa lib le: porque tle lo contrario, ó erra ría la

Ig lesia sig uiendo esa doctri na, ó las o,·ejas enseñarían a l

pa tor, lo q ue es con tra el p ri vilejio concedido por J esucri s–

to

á

P ed ro.

4-0.

Contestacion.

S i al encargar J esucristo

á

P ed ro qu e apacentase sus

ovej as, hablo en la person<> de este

á

tod os

los a póstoles,

co rno lo enseña San Agustín, el arg umento pierde su fuerza;

y si J esucristo se dirijió únicame nte á San P ed ro, constan–

d o de otros libros sagrad os,

y

entre ellos una de la epísto–

la s del mismo San P edro, q ue los demas apóstoles y sus

sucesores recibieron igual encargo, tenemos el propio re–

sultad o; much o ma , cuand o sin necesidad de ha ce r deduc–

ciones tlc la palabra

apacentar,

tod os los apóstoles recibie–

ron de J e ucristo la mision de

enseñar á todas las j entes.

P ero si el encargo que tienen los obispos el e a pacen ta r á los

fie les y e nseñarles la doctrina, no arg uye e n ellos in fa libili–

dad en la enseñanza, tampoco

la-

arg üirá en el Romano

P o ntí fi ce, si por otra parte no se dan mej ores p ruebas.

A demas, nadie ha d icho, que la Ig lesia pueda errar, y

muchos sostienen q ue puede e rrar el P apa. L uego la in–

falibil id ad de la I g lesia se h alla co locada en esfera muy

superior é independiente. Y en verdad, a unque cada pas–

tor a paciente su g rei, y el Roma no P ontífice, en razon de

primad o, a paciente la g rei uni versal, por d onde seria un

absurdo, que las ovej as pudiesen apacentar y e nseñar a sus

pastores; la Ig lesia, la espo a de J esuc risto,

la columna de

la verdad, no es enseñada ni apacentada, :.ino que de ella

toma n los pa tores las doctrinas con que IH1n de a pacentar

á

sus ovejas: a su tiempo tl esen volver émo es tas ideas.

4 1.

T estimonio de la historia contra la

illfaübilidad

p oilii–

jicia: Concilio

de J erusateu.

E chemos ahora una oj eada obre la hi:;toria de la l glc–

:;ia, para descubrir si en las cuestiones que se >u citaron,

!)