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39.
:l rg umeuto tercero.
J esucristo estab leció
á
S a n P edro por pa · tor ti c la Ig le–
sia; ofi cio que incluye principa l me nte
la enseñanza, en la
cual debe ser in fa lib le: porque tle lo contrario, ó erra ría la
Ig lesia sig uiendo esa doctri na, ó las o,·ejas enseñarían a l
pa tor, lo q ue es con tra el p ri vilejio concedido por J esucri s–
to
á
P ed ro.
4-0.
Contestacion.
S i al encargar J esucristo
á
P ed ro qu e apacentase sus
ovej as, hablo en la person<> de este
á
tod os
los a póstoles,
co rno lo enseña San Agustín, el arg umento pierde su fuerza;
y si J esucristo se dirijió únicame nte á San P ed ro, constan–
d o de otros libros sagrad os,
y
entre ellos una de la epísto–
la s del mismo San P edro, q ue los demas apóstoles y sus
sucesores recibieron igual encargo, tenemos el propio re–
sultad o; much o ma , cuand o sin necesidad de ha ce r deduc–
ciones tlc la palabra
apacentar,
tod os los apóstoles recibie–
ron de J e ucristo la mision de
enseñar á todas las j entes.
P ero si el encargo que tienen los obispos el e a pacen ta r á los
fie les y e nseñarles la doctrina, no arg uye e n ellos in fa libili–
dad en la enseñanza, tampoco
la-
arg üirá en el Romano
P o ntí fi ce, si por otra parte no se dan mej ores p ruebas.
A demas, nadie ha d icho, que la Ig lesia pueda errar, y
muchos sostienen q ue puede e rrar el P apa. L uego la in–
falibil id ad de la I g lesia se h alla co locada en esfera muy
superior é independiente. Y en verdad, a unque cada pas–
tor a paciente su g rei, y el Roma no P ontífice, en razon de
primad o, a paciente la g rei uni versal, por d onde seria un
absurdo, que las ovej as pudiesen apacentar y e nseñar a sus
pastores; la Ig lesia, la espo a de J esuc risto,
la columna de
la verdad, no es enseñada ni apacentada, :.ino que de ella
toma n los pa tores las doctrinas con que IH1n de a pacentar
á
sus ovejas: a su tiempo tl esen volver émo es tas ideas.
4 1.
T estimonio de la historia contra la
illfaübilidad
p oilii–
jicia: Concilio
de J erusateu.
E chemos ahora una oj eada obre la hi:;toria de la l glc–
:;ia, para descubrir si en las cuestiones que se >u citaron,
!)