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rás

llaves, .fu.ndamento, apacentm·, atm·

y

desata?·,

importa·

ban un mismo sentido-gobema?·; y que gobernar la Iglesia

fué concedido

á.

todos los apóstoles y sus sucesores. Luego

el pod er concedido por J. C. no fué exclusivamente de Pe–

dro v sus sucesores, nr e!los solos recibieron las llaves, ni so–

los s"on e l fundamento de la Iglesia, aunq ue tengan un; tí-

, t ulo especial que los distinga por su primado. Poncleren

norabuena los curialistas la sol idez y firmeza del funda–

mento: sus explicaciones y exajeraciones vend rán, sin que–

rerlo ellos, en r ecomendacion

y

apoyo del privilejio comun

á todos los apóstoles, bendecidos,

y

hechos fundamentos de

la Iglesia en la persona de Pedro.

l\1as aun permitiendo, que en el mencionado pasaje del

evangelio se hablase únicamente de S imon Pedro; si cons–

tara de otros documentos tan auténticos

y

sagrados y canó–

nicos co¡-no el evengelio, que tambien los demas apóstoles

eran fundamento de la Iglesia, (Lejará de existi'r la razon

sobre que fundan nuestros adversarios el privilejio exclusi–

vo de Pedro. Tales documentos existen; y son la epísto la

d e San Pablo

á

los Efesios, en cuyo cap.

:2

v.

QO

se dice,

que "la Iglesia ha sido edificada sobre los apóstoles," y el

Apocalipsis, donde consta el cap. Ql v. H· que "en los doce

cimientos de la ciudad estaban los nombres de los cloce

apóstoles." S on pues todos los apóstoles

fundamentos

de la

Iglesia,

y

desaparece otra vez el privilejio exclusivo de Pe–

dro. Por eso decía San Jerón imo contestando á Jovinia–

no-"tambien está funda(ta la Iglesia sobre los d emas após–

toles: todos han recibido las llaves del reino de los ciclos;

y

sobre todos descansa la fortaleza y solidez de la Iglesia."

Es preciso no ol-vidar én la Iglesia cristiana, que Jesucris–

to es el fundamento absolutamente necesario,

y

esencial, y

perenne, sin el cual

caeria~el

edificio, para segui r la suerte co–

mun

á

las obras

é

instituciones de los hombres. No sucede

lo mismo respecto de los fundam entos secunda rios, inclu–

yendo el que es propio de Pedro, y sus sucesores; pues hai

días

y

hubo meses y años en que sin Papa, ó Papa general–

mente reconocido, se conservó .la Iglesia. Creernos pues

una expresion indigna de Jesucristo

y

de la Iglesia la q ue

enuncia el argumento-"Pedro tiene tan absoluta y origi–

naria estabilidad en la

fé,

que se conser varía firme, ann

c uando, por imposible, fnltase el resto de la Iglesia."