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-54.-

pado,

y

el poder concetlitlo por Dios para el Gobiemo de

la Iglesia."

Y

para no dejar en duda el sentido de estas pa–

labras, prosig ue asi-"hall á ndose establecido por todos no–

sotros, lo que es equitativo

y

justo, que las cansas se sigan

en el lugar en que se hubo cometido el crímen, no deben

nuestros súbditos andar de aquí para allí,ni comprometer la

concordia de los obispos con sus falacias, sino entablar su

causa a hí donde está n los acusadores

y

los testigos." Las

palabras de S. Cipria no comprenden los juicills ele toda cla –

se de personas.

TI.

·Basílides, ob ispo es pañol, fu é depuesto por un

Conci lio provincial,

á

causa de varios delitos, que fueron

confesados po r él mismo. A consecuencia de la deposicion, .

procedieron los obispos

á

consagrar

á

Sabino; pero Basíli–

des se dirijió

á

Roma, pa ra obte ner engai\osamente, que el

Papa Estevan le repusiese. Escandalizados los obispos es-

. pañoles escribiet·on

á

San Cipria no, quien contestó

á

nombre

suyo

y

<le otros obispos, aprobando el procedimiento de los

obis pos de España, en haber depuesto á Basílid es,

y

consa–

grado á Sabino, sin que

á

su lejftima ordenacion perjudi·

case el recurso de aqueL

III.

Paulo, natural de Sa.mosata, era obispo de An–

tioquía,

y

dió moti,·o para que un Concilio de obispos le de–

pusiese de su silla patriarcal, dándole por sucesor

á

Domno.

Los Padres dieron cuenta al Romano Pontífice, al Patriar–

ca de Alejandría,

á

todos los obispos, presbíteros

y

diáco –

nos,

y

á

t oda la Iglesia ca tólica. S i el Primado tuviera

el

d erecho propio de recibi r apelaciones, los obispos jueces,

y

el obispo juzgado habrían aguardado su sentencia, para

confirmar

ó

revocar la de ellos; lo que no sucedió.

IV. Ceciliano, obispo de Cartago, fué depuesto en un

Concilio,

y

le dieron por sucesor

á

1\'Iayorino; mas como

aquel no abandonaba su Silla,

y

veian sus enemigos, que

él

se hallaba en comunion con las Iglesias de U ltramat·, se

dirij ieron al Emperador Constantino, para que les señalase

por jueces obispos de las Gal ias. Constantino nombró

á

los

de Colonia, Aries

y

Autun, escribiendo al mismo tiempo a l

Papa Jl.lelquiades, para que todos ellos conociesen en la cau–

sa d e Ceciliano. Reunidos en Roma con otros obispos de la

Italia, a bsolvieron

á

Ceciliano; pero sus enemigos no se die–

ron por

sati.~fcchos,

d iciendo que el Concilio babia sido po.