XII
renda profnnacion. Volvamos
á
decirlo: !ajusticia de la Curia Ro–
mana no es justicia; su virtud. no es virtud;
y
su Dios no es Dios:•
miente la Curia, cuando llama Dios suyo al Padre
ele
Jesucristo.
¿Para qué cntónces ha sido la redencion? ¿Pa ra qué los cjem·
plos
y
leccio¡1es del Salvador? ¿Y par'} qué su empeño de mostrar
la jnsticia en todas sus formas, b humanidatl ca sus mas dulces re·
b.ciones, el reino de Dios dentro del homLre, y á este ensalzado
¡¡cá mismo, y con la esperanza de llegar
}llgt~n
dia
<Í.
vida mas
feliz? Si el mundo
d~bia
ser regenerado por el cristianismo, no ha
podido serlo sino empleando sus medios propios,
y
iw
los que ha-
-
.x iun inútil la muerte de Jesucri::.to, segun 1cnguaje de S. Pablo. Por
e .5o, cnando se habla de los hmchos bienes de que el género huma..
no es deudor
nl
<:ristianismo,
la
Curia Romana debiera guardar 'si·
lencio
y
avcrgonzars~;
porque nadie corno cllq tiende á desacredi·
tarlo, aunque aprovechanuosc del nombre,
y
nada mas que del
nombre.
Y es que, no pudiendo
ha~lar
á nombre propio, lo hace en el
de la
Re'l igion.
P ero ¡qué
religion,
Dios
santo! Heligion
que corr–
cilia las cosas ma.:> incom patibles: que repite
con
Jesus- mi
'teino
no es de aqul,
y
sin embargo,
_tiene
reino aquí,
y
lo Jefi ende
y
jus–
ti fiea:
q ~1e
dice
tambi~n
con Jesuc:ri sto-yo
no soijar.z ni 1;artidor,
y
se
arroga
y
pretende juicio
en
los negocios ternmos. H.eligiun
que predica
el
despren<!imicnto,
y
acumula bienes
y
Jos protege
con anatemas. Religion que predica
í~
Jesucristo crucificado en
teatro pomposo,
y
rodeado de Príncipes. Semejante religion no es
la
cristiana.
Sea franca la Curia, y predique su doctrina propia: no tiene
mas que elevar sus hechos
n.
principios. ¿No los ha elevado tantas
v_eces, cuantas se atrevió
á
deci 1·,
que los
P~1pas
pudieron hacer al–
go, porqué lo hicieron?
¿~o
hace alarde de se• dueña de la opi·
nion, con que rije la mayoría de los pueblos,
y
de oponerlos como
D?uro in2-spugnable al torrente de las reformas que se intentan?
Pues cualquiera que sea la pobreza con que c-ubre sus razones
y
quejas, sabe
y
está segura, de que ellas serán Lien recib1das en
la masas, para las cuales escribe,
\Jor
las cuales pi
en~
a, a las cua–
lef{revela
sus alocuciones pronunciadas en consistorios secretos,
y
s~n
las cuales guardaría profundo
s¡lencio·
en su impotencia.
·
Mas si cuet1ta con
e~a
fu<::n:a
rep:1rtida en las Nac:ones,
y
que
mueve
a
su arbitrio contra los Gobierno8; ¿por qué teme?
Sea franca, aconsejémos}c otra
v~z,
y diga, no ya en conferencias
~lamlestinas,
sino en alta voz, que es preciso mantener ignorantes
a
Jos
h~¡mbres
para Copecular sobre su credulidad é insensatez: que
q~e
el don de la palabra fué concedido, para ocultar á ptros nues–
tro pcnsamíento, p::na el)gañ.arlos: que la pors;ion•astuta
y
atreviJ.a