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clro
á
los demas apóstoles, nada q' fuera de momento se hacia cil la'
"asta cstension de la Iglesia, sin notieia del P apa, sin órden del Pa–
¡\a; cómo si los ob ispos tambicn no fueran pastores,
y
cómo siellos·
tambien no tuvieran celo por sus
r·glesias,
y
por el nombre de Jesu–
cristo, que los puso en ellas para gobernadas. Los obispos juraban
entónces,
y
juran todavía, "ser fi eles
á
su Señor el Papa;·no revelar
en daño suyo· el c·onsejo que les hubiera confi'ado; conservar, de–
fender, aumentar
y
promover los· d'ercchos, honóres, privilegios
y
autoridad de su Señor el P<tpa, y si algo supiesen que se intentaba
tJor quienesquiera, ponerl o en noticia del Papa cuanto antes lo pu–
diesen; observar con todas· sus fuerzas,
y
hacer que otros observen
las disposiciohes, reservas, provisiones,
y
mandatos apostólicos;
y
visitar cada tres años al Papa, y darle cuenta del estado de sus Igle- .
sias, recibiendo humildemente sus órdenes, y practicándolas con
suma diligencia." Así se obligaba
á
los obispos, y con juramento,
ú
desconocer su propia dignidad;
á
humillarse los sucesores de los·
Apótoles ante el sucesor del Apóstol P edro; y así se ostentaba
á
la
faz de la iglesia la muestra mas espresiva del gobierno absoluto.
Pero el corazon humano no se detiene en sus propósitos, sino
que adelanta siempre,
ya
sea de arlquísicion en adq uisicion, ó de
precipicio en precipicio. No habia que desear dentro de
la
Iglesia;
porque su poder se hallaba en unas manos, y
á
satisfaccion,
y
en ple–
nitud;
y
era preciso salir al E stado,
ó
á los reinos profanos, que pre–
sentaban un nuevo teatro, donde
á
merced de la opinion, porlian
verificarse provechosas incursiones. Aun en este punto no se des ...
. cuido Isidoro: pues quien dió autoridad
á
los antiguos P ontífices,
para arrancar
y
hacer inmune al clero de la jurisdi ccion civi l, les
dió capacidad de intervenir en los negocios seculares con potestad;
dejando
á
otros
fieles piadosos,
que desenvolviemn y adelantáran
Sll
pensamiento,
y
encarecieran la supremacía de la Iglesia,
y
tlc su
J efe el P apa sobre todas las categorías mundanales. "Quien pue–
de lo espiritual, puede lo temporal"-"el Papa puede atar y desatar
todo en la tierrO,"-"si puede juzgar á los ángeles, mucho mas
á
los
hombres," con otros
argumentos,~
ahora tristes
y
ridículos, pero que
siglos atras fueron armas terribles, con que Jos Papas espantaron
á
lo!: pueblos, para abrirse paso
á
las cosas del siglo. Así aumentaba
s~
poder la Curia, bajo la protcccion de la impostura,
y
de los fal–
sos raciocinios,
y
de la. ignorancia,
y
del error; abusando del candor
y
buena fé de los sencillos, que todo lo creian, porql\e al fin logró
hablar ella por la boca de los Papas. Sí: hablaron los Papas;
y
el
Obispo de los Obispos apareció tambien como Rei de los Reyes.
Cada siglo trabaja para el siguiente, despues de haber recoj i–
do el fruto del
~erior.
Y luego acontecimientos nuevos se enlazan
con los
an~iguos,
para rlaborar el próximo cslabon del pon'erúr,