l V
l1olnbles, vaciados totlos en
el
tipo cristiano, ll enos de caridad, da
lllfl.nseduml>rc,
de
pac i encia ~
y
condenando la
pomp~
mundnna ,
en ve z de aeeptarh1. Su celo por In propagacion del Ev,angelio,
ó
por lleva r adelante las miras del Salvador,
y
reducir el mundo al
cristianismo, es decir,
á la fraternidad
y union en
.Jesucristo, er:}
el fuego santo que devoraba sus corazones, asi como el
enviar
so–
corros
á
las iglesias mas necesitadas; ele todo ]o cual ha.n dejado
grantles
y
St¡blimes ej emplos Roma
y
sus Pontíjices. Si la perse–
cucion de los Césares
y
de los J'rocónsules hizo correr la sa ngro
cristiana, scrvia ésta para fecundar el
~ampo
ele
la pequeña grei,
y
se "multiplicaban los cristianos,
y
en todas partes se hallab¡m, sino·
~n
los templos de los ídolos. La
conci~ncia
no se doblega al pod er:
cuando es sincera
y
r
esuelta, resiste con energía superior,
y
resiste
porque se le ataca,
trinnfluH.loal cabo ele
la
fuerza,
y
la persc –
cucion.
E sos propios Césn.res se iban haciendo mas
hum;).t)OS
con los
discípulos de J esucristo. E l Obispo E usebio, el primero de los
)•istoriadores eclesiásticos, hablaba de la libertad,
y
aun de la glo–
ria elec¡ue gozaba la Tglesin úntes de
]¡t
pcrsccnc ion (le Diüclcsi;-t–
sia.no.Tertuliano
y
J.,actancio,
y
ántes que ellos el Obispo Meli–
ton, hablaron igualmente de
los miramientos,
y
hasta
de
la
pro–
tcccion qne los emperailorcs dispens;)ban
á
los cristianos,
y
sin tre–
p idacion
dij eron, que ningun César
ilnstratlo
los
persiguió, sino
)os
Césares
injustos, torpes,
é
impíos• que
1\.driano,
Vespasiano,
.Anton ino Pio,
y
severo, jarnas autorizaron
las leyes
preexistentes
contra ellos; que Marco A.urelio se declaró su protector;
y
que T i–
berio mismo,
·en
cuyo
reinado se
tuvo
la
primera noticia Llel nom ·
hre·cristiano, habia amenazado con pena capital
á
sus
aau~.adores,
y
cpterido que
J
csucristo
fuese numeptdo entre los Dioses, aunque
lo rehusó
el
Senado.
Cada
dia se hn.briq disminqido ' la prevencio11
contra
el
Evangelio,
y
se habrían recomendado sus máx imas cuan- .
do fu esen conociclas: cada dia
se
)nJ,bieran
al istado,
como iba
suce·
diendo, los pueblo del lmperio en ·sus banderas: cada dia los sa·
cenlotes de los Dioses sentirían In imposibilidad de sostenerse;
y
cada di a los Césares irían conociepdo e] mérito de una R eligion,
r¡u~prcdi cando
ampr á todos los hombres,
y
amor á la justicia án–
tes que
á
los hombres, obediencia
á
las leyes,
y
respeto
::í
los ma·
g istrados, era un elemento eminentemente social
y
conservador del
Grdcn
y
de la paz er. las sociedades.
Presentándose de esta manera el cristianismo, era un pensa·
n1icnto
nuevo
para
mentes ansiosas
de
ocuparse
en
mejores ideas,
y
mas ilignas de Dios; un remedio consolador para corazones aHi–
j idos
y
aun desesperados; una reforma saludabl e
yviv ificadora,
y
)ij
esperan za del género humano, feliz acá ele
pa.sosobre la t1 erra ,