lll
prepitra.'ao en el silencio,
y
crecido en sabiduría así como en ccl:Hl:
queria dejarnos un ej emplo. S u tloctrina
y
sus obras eran celestia–
les, porque no tenian mas obj eto que el de hacer bien;
porque
no
:lcteditaba sn poder, sino repartiendo benefici os en todos los luga–
res-pertrausiit benej'acienrlo;
y
porque su mision era
b
de
upro–
mnlgar las misericordias del Señor, anunciar libertad
á
los cauti –
v os,
y
predicar el Evangelio
á
los pobres." Enemigo de la hi pocre–
sía , desacreditaba
el
influjo de los escribas
y
fari seos, que '' diez–
maban
h~
yerba buena
y
el
eneldo
y
el
comino,
y
olvidaban
la
justicia
y
la.
miserJcordia; que poniendo carga pesada
é
1
insoporta–
ble sobre los hombros de los dcmas, de su parte ni siquiera la ta–
raban con el dedo; que limpiaban por de fuera la copa
y
el plato,
y
por den tro estaban ll enos de
rapa cidad
y
de
inmundicia;
qne
pretendian los primeros asientos en los banquetes,
y
las primeras
si llas en las sinagogas,
y
q ue los llamasen maestros
y
doctores,
y
hacían alarde et¡ medio del templo de sus ayunos
y
fal sas virtudes;
tn ientras que dejaban medio muerto en el cami no al hombre roba .
do
y
herido por m alhechores,
á
diferencia del samaritano, que mo –
vido de compasion, se acerca, le venda. s us lieridns,
y
le lleva con–
sigo. "
Jesucristo no r¡·ueria la alabanza ele los lábios, sino la since–
ridad del corazon,
y
el •amor
á
la justicia . Bienaventurados llama–
ba á los que tienen hambre
y
sed de la jnsticia,
y a
los que pade–
cen persecucion por el la, ),....á Jos
manso5
y
humildes,
y
á
los
pací–
ficos
y
mi sericordiosos,
y
puso por distintivo
á
sus discípulos, para
'lue fu esen conocidos de todos, el que se amasen unos
á
otros.
Re~
ligion que tales rt1(lx imas enseña,
y
que
los homb res son iguales
ante
Di os,
y
li bres tambien, pues han sido rerlimidos de la escla–
Yitud :
·y
que hace mencion
:l
cada paso de
l:t
virla
futura , ile
la
casa de Dios, no
podia
dejar Ue ser di vina. en su oríjen,
y
tendencia
al ciclo, así como R cligion bienhechora.
y
social durante la
peregri ~
nacion sobre la tierra. L os primeros discípulos de J esucr isto com–
prendieron la
doctrina
de
su maestro,
y
recomendaron el
amor
re~
dproco corno el cumplim iento ele
la
lei,
y
el 1nandato antig uo
y
nuevo;
y
hablaron de la libertad, como obra ele J esucristo
y
c~mo
la
vocacion
de
los cristianos;
y
reprobaron el espíritu
de
domma–
cion
sobre
sus súbditos, fuera
d e
otras
máxima..:;
preciosas,
que
á
toda luz descubren el verdadero espíritu del cristianismo.
Los pastores que siguieron
á
los primeros, enseñaron
y
prnc~
ticaron la propia doctrin:.t, cada -cual segun la
rnedicla que se le
confiárn.
Si b.
1--l istoria de la Iglesia. preSenta
sus
vidas en rasgos
c<Htos
y
semejantes,
era
porque en un sistema modesto
y
uniforme
casi no hnbia que distinguir;
y
pm·que esto se necesitaba, para. dar
á
las gentes una idea se-ncilla del P astor evangéli co, sin difere-ncias