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XI

<C@Iltrailiccia¡.¡ con lo que manuan los cánones. "Quien puede Jo

.Cspiritual, puede lo temporal." Luego el Papa tiene-'autoridad par:i'

dictar ll)edidas civiles,

<¡Ue

lleven al cabo decretos espirituales: luc-'

g o

pu'ede

a}vocarse asuntos civiles,

que

se l1áll en conecsos con la.

c'o~·

sa espiritual: luego tiene derecho

d_e

trabar

l(_t_accion

de los magis–

trados civiles, sino cuando se haya obtenido indulto pontificia.·

"Las dos espadas son de la Igles

ia.ll

Luego si el Prínc-ipe

sec1~Ia'r

se apa_rta <le sJ deber,

á

juicio del Papa, puede este correjirle,

y

<Iuitarle

la

espada: luego si el P flpa ma!!da

á '

Prlt~ci pes cris~iana~;

cfne

emple~n

la espalla contra Príncipes infieles

ó

herejes,

ó

cató–

licos que-se'an si lo manda

el

P

a.pa

, están ellos obligados_á cumplir '

el

m·andamierlto,

y

p.e¡·,turbnrse nnas

á

otras h1 s naciones,

y

bacér- '

se

la.guer.nt

sus

gobier~nos,

porque

lo

manda el

Papa. ¿Para

que

mas'~

ejemplos? Multiplicados están en las disertaciones. ·

.. ,

Hasta los buenos principios les han servido, interpretá.ndo\os

mal,

y

en su provecho. ¿Quién podrá dudar, que Dios

y

la ·virtud·

y

la justicia deben p11eferirse á todo? P ero ellos hicieron sus cspli–

caciones,

y

hablaron de una justicia, que no es la ,iufStic'ia, de una.

''irtud, que no

8~

la vid ud,

y

de un Dios, que no es Dios. Dios es

el Pailre de J esucristo

y

de todos los h01nbres; mientras que en!:t5·

D ecretales hai capítulos hoi·rendos, que ha.cen

estr~mecer

a

la

na~-'

tt\ralcza;

y

la I nc¡uisicion ha sído un solemne

y

espantoso monu–

n1ento, qüe 'levantó la intolerancia, en descrédito del Eva'ngélio,

y

ele la idea de Di os. L >\ virtud

y

la justicia unen cntre ·sí

á

los hom–

bres,

y

los unen con Dios; mientras que la Curia

y

sus máxhrias ló's

han

dividido; hechO que he·rmanos se aborreciéran; llamado virtu–

des cristiana.s el ódio Y. la persecucion;

y

clavad<;> pqñal en el cora–

zon del hombre, para ofrecérle en sacri fi cio al Criador de Jos hom–

bres. La Curia ha tomado la palabra á una tierna doncella, CJ,Ue

nO sab_ia

ni' podia 'Conocerse,

para

retenerla. en el sepul yro, Uunque

arrepentida

y

desesperada: ha estampado en el D erecho Canónico

•esta sentencia-"quedan libres de toda obligacion, los que la tic–

Jlen

con herejes;''

y

ha dicho en sus libros, que ''los Pt íncipes cató–

licos dcberian levantar tropas para esterminar

á

los herejes." La.

jüsticia

á

cada cual lo que es suyo, no lo quita;

y

la virtud sirve

.Y.

hace sacrificio en obsequio de otros, léjos-

de

sacrificarlos

en ~nefiéio propio,

y

locnpletarse con su sangre: la virtud

y

la justici-a.

de la C úria escandalizan en vez de edicar,

~ngustian

á

los católi–

cos 'sinceros, dan motivo de rnurmuracion

á

los disidentes,

y

'los

apar.tan mas del seno de l a I glesia. La justicia

y

la Yirtud atraen

lós ánimos,

y

llacen amables

á

qllienes las 'poseen: las virtudes de

la Curia espantan,

y

hacen odioSos

y

abominables á sus Santo3;

y

cuando ;tl practicarlas) se atreve

á

invocar el nombre de

Did~,

in–

cúrre en el

n1ay9r

<le los

delitos,

porque comete

la mas grave

y

l10r·