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-34.0-

<los eran en aquell os tiempos un g ran recurso para los es–

posos fa stidiados, que pedía n dispensas á Roma, que las

conced ía sin mu cha di fi cul tad. Nada era tan fá cil, ni tan

comun como el di vorcio en un tiem po, en que el menor gra–

do de afinidad hac ia nulo el matrimonio. En vista de lo

qne acabamos de esponer compcnd iosamente, ¿habrá razon

p ara aecir, que el influjo

y

pode!: ele los papas sob.·e los so–

b eranos le -debe el matrimonio la conservacion de su san–

tid ad?

Adelantem9s ahora el discurso,

y

preguntemos: ¿p•·qte–

jian las buenas costumbres,

y

daban lecciones tl e buenas

costumbres aq uell os papas, <Jue provocaban á los fi eles con ..

tra los escomulga clos, para que lícitamente, ó sin cometer

¡)ecado, pudi esen dañarlos,

y

hace1: suyas sus propiedades,

y

hasta sus personas? ¿Daban lecciones de moral los que

haciao odiosos á sus enemigos ante el

n1undo

cristiano,

y

los insultaban en sus bulas, y los infamaban,

y

los anatema–

tizaba n por c.osas temporales? ¿Díó leccion de moral el

Pontífice, <JUe en d ísco•·dia con un P ríncipe, despues . de

humillarle, como mas no se podía, le· colmó de maldiciones

á

él

'y

á su j eneracíon? .Muchos papas han contríl}llído

á

la conservaci'on de la moral; pero la Curi a no tiene c)erecho

de invoca.· sus nombres, cua ndo los hace hablar en el len–

g uaj e de las pret:ensiones de ell a.

15.

¿

Conb·ibuy eron

á

mantener la tmnquiliúc((l púbfica?

Nos

complaeemo~

e n el

rec~1erdo

de aqÚellps áconteci–

mientos en que Papas contribuyeron

á

la paz de los pueblos;

mas para todo (mi ej emplos. ¡Cuantas veces se·o¡i usie ron los

Papas,

á

que los Reyes celebráran paz, cuando la creían

perjudicial

á

los intereses temporales de la Iglesia! lnocen–

cío X hizo contra díccion

á

la paz de Westfalía,

y

Clemen–

te XI

y

P ío VII la llamaron

infausta.

G r.egorio V II ame–

nazó,' depus9

y

excomulgó' al Emperador E nrique I V,

y

,mand ó <JUe le d ieran suceso r,

y

á

la victoria que huye1'a ele

las filas de E mique, y se pusiera en las de Rodolfo . Pero la

victo1·ia no obedeció al Papa, corrió sangre,

y

prosig ui ó la

per~urbacion

en el imperio. ¿Quien todo esto hi zo, fu é favo–

rable

á

la tran<J uilidad pública? I noce ncío III excomulga

y

depone al Rei ele I nglaterra por no

bab.er

querid o recibir