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un A rz@bispo nombrad o sin consentimiento suyo; pro,·oca
al Rei de Francia
á
qu e le declare guerra, y en su auxilio
le vanta una cruzada en remision d e los pecad os. ¿Quien asi
procedía, consultaba la tranquilid a d de la Inglaterra? Ino–
cencio
IV
humilló, depuso, y mortificó de muchos modos
á
Federico
U
y escitó
á
los sicilianos
á
que se levan ta se n con–
tra
é l.
¿Quien tales cosas hacia, era pacificador ele las Na–
ciones? Papas fomentaban
la liga
en Francia con'tra Enri–
que
IV;
¿de
Papas que obraron asi, podia decirse, que los
pueblos .les fueron dendores d e su tra nquilidad • :i'I'Iucho mas
se encuen tra en la historia.
Hagamos mencion de las cruzadas, que los <.l e la Curia
alegan en recomendacion d el influjo d e los Romanos Pontí–
fices. E ntre los buenos efectos que siguieron á las cruzadas
numeran los escritores filosofos-la mejora en las costum–
bres, la civilizacion, e l comercio, la libertatl, las municipali–
dades, el progreso do las artes, y la aclqu isicion de precio–
sos manuscritos; pero obserYan igualmente, que. tales bie-–
nes no fueron int-entados, no estuvieron en la prevision d e
sus promovedores
!,@S
Papas. :i'11ientras tanto, llenos los Pa–
pas de fervoroso espiritCI , y creyendo hacer una ob1·a buena
y
grande, dieron una id éa equivocada <.l e
la
~levocion
cristia–
na, para que los fieles fuenm á recibir el perdon de los pe–
cados en la Palestina; para que los sobera nos abandonáran
sus obligaciones. d e cuyo cumplimiento los dispensaba el
Papa; para que desde e ntonces se inti'Odujera la injus ta y
absurda doctrin a, de que era sagrada la guerra contra in–
fie les, y la ud able y santo arroj ar de sus tronos á los reyes
infieles; pa1:a que se perdieran cinco millones de hombres en
las cruzadas; para que se acrecentára el poder de la Corte
d e Roma;
y
para que clominára la pasion de las armas, y el
menosprecio d e los trabajos p&cificos. Todos estos males
eran resultad os natmal es <.le las cruzadas .
¿Y
quieues las
promo vieron, serian pacifi cadores, se rian acreedores a la
gratitu<.l?
16.
Equivocaciones del Sr. Lista.
D igamos a lgo a vista el e la historia compuesta por el con–
d e ele Segur, que ha traducido el Sr. Lista, litentto español,
com etiendo la deslealtad de correj ir el texto del &utor, p ara.
traerle
5
su propó sito de recomendar el poder político de