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J\'a de ::lan Pedro nos ha dicho-lo
que ligai es en la tie1'ra ,
serclligado·en el Cielo,
denunciamos
á
este Principe como
privad o por Dios de tcd n honor y dign id ac!, y Nos tambicn•
le privamos." Bonifacio
VIII
fund aba la definicion de su
fa mosa bula
u11wn
srmctam,
en <'jue " las d os espadas perte–
necían
á
la Ig lesia;
e 11
que la potestad
temporal debia es-·
tar sometida
á
la es piritua l; en que el Papa, segun-el
va~
, ticinio d e Jeremías, fuera establecido so bre las naciones."
En todas estas razones, ni de lej os se trasluce el
derecho
pú–
blico.
l Q.
Verdadero ori.jen de ese poder ele los
Papas.
Recuerd en nuestros lectores las impost ura s que fi·aguó
Isidoro en el siglo
8.
0
y descubrirán a hí la fuente que he–
mos indicad o. E l objeto prin cipal
fué
desde luego, ensalzar
las preroga tivas del R . Pontífice sobre todos
los obispos,
como si se hubiera propuesto crear una divinidad sobre la,
tierra. :Mas por lo mi smo d e q ue el R omano Pontífice era:
reputado por divinid ad en la Iglesia, quedaba sob repuesto,
con mas razon que
á
los Obispos,
á
los simples legos, aun"
que fueran monarcas; y el tiempo iria deduciendo ·conse–
cuencias, y haciendo aplicacion. De su parte l s'idoro hizo
a:lguna cosa particular, pal'a no d ejarlo todo
á
los curialistas
de despues; porque impu tó d ecretales
á
pontífices, que exi–
mieran á los eclesiásticos de
la j urisdiccion secular; por
donde era facil conocer, que lo haóa n con su propia virtud, ·
sin que fue e menester la a utoridud ele los Reyes, cuyo po–
der meng uaban sobreponiendosc.
P or eso, en el siglo sig uiente a pa t·ecicron y¡> Pontífices,
que te nían conciencia de su poder sobre los r eyes, á quie–
nes tl'ataban como
á
súbditos,
y
los reprendían.
El Papa
N icolas
T
decia a si
'á
los obispos de la Ga liay de la Germa–
nia-"congregaos en l\1etz con nuestt·os enviados; citad al
rei Lotario, y juzgadle." En otra ocasion
•·eprcndia
á
los
reyes Luis y Carl os, pot·que no enviab&n
á
sus obis pos al
S ínodo; y como Lotario tenia deseos de ir
á
Roma, el Papa
decia-
"se lo hemos prohibido repetidas veces, y se,·era–
mente." Ma s de una vez hemos hecho memoria de las pa–
labras fuertes
y
sen tid as, con q ue Carl os el calvo
tuvo que
reconveni r al P apa Adriano
l,T
por el esti lo qn e empleaba
en s11s carta s.