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su"

medios contra una murpacion que les tocaba ó los ame–

nazaba, jamás la Santa Sede ha bría dominado. -los tronos;

pero que el defecto de comunicacion entre los es tados, la

ig norancia de unos, y Ja.clebj]idad ele otros, hicieron imposi–

ble todo acuerdo entre si." Un derecho público no h abría

dado lugar á semej ante observacion. Añadase, que me ngua

h abría sido de las Naciones y de sus Go biernos e]e,·ar á

derecho público su degradacion,

a

semejanza del bárbaro

de recho de conquista , que en nuestro caso seria la copquis–

ta del error sobre los pueblos.

Digamos mas bien, q ue G regario VII supo aprovech"a rse

de la relijiosa timidez de los ánimos ant,e la palabra Papa; de

los disturbios del imperio; y de la devocion sincera ó simu–

lada á la Sa nta Sede, para salir ele las teorías de la Curia,

apurar sus doctrinas, y acreditar que era posible destronar

á un Empe1·ador, no en virtud de un derecho público, sino

con la autorid ad de D ios Omn ipotente,

y

del bienaventura–

do Pedr o. E l mundo q·uedó pasmado de tan atrevido g9i–

pe; los enemigos de E nriq ue recibieron bien el &poyo que

les prestaba un Papa, sin advertir el funesto prineipio que

qued aba proclamado; los políticos que reprobáran el pro–

cedimiento del Pontífice, eran condenados anticipadamente;

y los sencillos fiel es se veían para adel&nte obligados,

á

res–

petar sumisos iguales acontecimientos, cuantas veces el bi en–

aventurado Pedro destronase Reyes. Pero todo esto será

el triunfo de un .enor en los tiempos de ig norancia; error

tra scendental, y de ind efinida

y

escand alosa aplica.cion; mas

n un ca j amás

derecho publico.

11.

Los sucesm·es de G•·egorio VII comprendie•·on su idea,

N uestros lectores han visto, <mal el"a el" título que creía

tener G regario VII para fund ar su sistema de destrona–

nuenlo, dejando á sus sucesores la leccion

y

el ejemplo. Es·

tos comprendieron su id éa,

y

supieron cual era su razon,

que les dej o en compendio-quien

puede lo espi·ritual,puede

lo temporal.

Cuando Inocencia III ordenó

á

F eli pe Augus–

to, reí de

F1·ancia,

que hiciera paz,

ó

treguas con el reí de

Inglaterra, tomaba sus razones del

m·mm·io del Espí1·itu

S anto.

Inocencia l V decía asi contra el Emperad or Fede–

rico H -"como hacemos las veces de

J.

C. que eu la

perso~