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mas. ¡Y el Sr. Walter encon traba inocente á Isid oro! Y tu-
• vo valor para escribir la s palabras siguientes!-"hai mali–
cia, ó grosera ignorancia en decir, que las falsas decretales
enunciáran y promovié ran la ejecucion de alguna idéa
nueva .,
2Q. Donde no t!egrwon las f alsas decretales, no hubo cam–
bio en la discip lina.
En prueba de que las fal sas d ecre tales cambiaron la d is–
ciplina eclesias tica en el Occidente, notemos que en la Igle –
sia oriental, donde ellas no lograron penetrar, no acaeció ese
cambio. Nosotros hablamos, para prevenií: un argumento,
de los tiemp os en q ue esta formaba una misma Iglesia con
la occid ental. En esos tiempos no observaban los orientales
las prácticas de la nueva d isciplina, pues los latinos mismos
no las observaban. E n las disputas con los g riegos, desde
JJeon IX y iYiiguel Cerulario, n o se les reconvino, .porque
tuviesen Concilio sin licencia del Papa, ni sobre otros pun–
tos;
y
solo Gregario VII y sus sucesores ban citado á Roma
obispos griegos, aunq ue sin ig norar, que ellos no habrían
obedecido. Los que nieguen el mé'rito de estas palabras ,
que no son nuestras, desmientan la historia.
Q3. Astucia de I sidoro.
Consistió principalmen te la fun esta h abi lidad de I sidoro,
en h acer que se creyera, que la d isciplina suya no era n ue–
va, sino que venia d esde los primeros sigl os, y estab a do–
cumentad a en los escritos d e antiguos
y
san tos Pontífices.
Consistió tamb ien en que aprovechó ltt oportunidad para
inventar, y _en h aber alagado
á
los obispos. G ran torpeza
ha bría sido en él, tomarse el trabajo d e componer unas de–
cretales, q ue hub ieran irritado
á
todos sino á los P apas.
Quien tuvo cuidado de entremezclar d ocumentos jenuinos
con apócrifo s, para que no se ad virtiese la superchería,
y
de
asociar p ensami en tos humildes y cris tianos
á
los que p udie–
ran indicar arrogancia y dominacion, fué d ueño de la astu–
tucia necesaria para lisonj ear
á
los obispos en provecho del •
Papa. Y al co locar se Isidor o, al lado d e los obispos opri–
mid os, pretendía
~aber
¡n as, y tener mayor celo que los an-