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iloro conocía su siglo, y lo que vcnchia despues; y sucedió,
segun obse1·va Vanespen, que reputándose por jenuinas las
fa lsas decretales, no fu é d ifici l sostener, q\te lo que en ellas
se reservaba al Romano Pontífice, descendía de tradicion
apostólica, y como que procedía del mismo J esu9risto.
16.
Ni em COITÍente que la tuviesen en el siglo
9.
Recuerden nuestros lectores lo que dijimos poco -ha, acer–
ca de la disputa del Papa Nicolas
1
con H incm::tro_y otros
obispos galicanos. S i repasa n los testimonios que con•er·
va la historia, y que hemos referido en la obra, advertirán
que los obispos no daban igual estimacion á las decretales de –
los Papas que á los cánones de los Concilios, sino que estos
debían,
á
su juicio, prevalecer sobre aquc;:llas; las cuales me–
t·ccian respeto y veneracion en todas circunstancias, y obe–
diencia tambien, cuando fueran conformes á los cánones, y
espedidas para cuidar de su observancia; pero en ningun ca–
so
cuando le fueran contrarias. E l arzobispo Hincma–
ro decía en un Concil io de Troyes, á presencia del Papa
J·uan
Vlll-"lo
que admite la silla romana segun la senda
de las Santas Escrituras, y los decretos de los sagrados cá–
nones, yo tambien lo a dmitiré constantemente." Observa
Natal A lejandro, que "la controversia e ntre el Papa Nico–
las y los obispos no tenia por objeto la autenticidad de las
epístolas de los a ntiguos Pontífices, sino que aquel las t'e–
putaba por leyes eclesiásticas, lo que negaban estos sosteni–
damente" -
intendebat Nicolaus vim legis ecclesiasticm
ipsas
ltabe.re, quod ilti prmfmcte negabant.
17.
Siglos que media.-on ent>·e los prime•·os
y
el de la
impostu•·a.
S i en el siglo 9.
0
en que
Sl'
hacia empeño de propagar
las falsas decretales, los obispos galicanos desconocian en
el Papa el derecho de ordenar lo que les atribuía Isidoro,
aun suponiendo que tuviesen por jenuinas sus decretales;
mucho mus desconocido de bió ser ese derecho en los siglos
intermedios, que no se prestan ni siquiera para componer
1111a
sombra de argumento. ¿De dond e sino podían tomarlo?
N nestra observacion tien e virtud aun para el siglo en, que