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monasterios, como lo hacian :\lg unos obispos, que r oJea dos

de gran concurso celebraban a hí los oficios pontificios;

y

que é l mismo declaró co n fr ecuencia e n numerosas epísto–

las, que los abades y sus monj es d ebía n "d e pend er siempre

tle la jurisdicc ion .de los obispos. A l hace r esta obserYa–

cion Tomasin, nota que si había otros escri tos d e S an Gre–

gario e n que se d ijese lo con tra rio, debían reputarse por

t:"l lsos ó sospechosos. N ota igualme nte Berard i, que

los

cá non es citados por Graciano no son confo rmes a l tex to d e

San G regorio;y que es mas que sospech oso, que los monjes

interesados e n sus privilejios hubiesen hecho ad iciones

á

la

e písto la.

Para justificar nuestro doc tor l\'loreno

lo s

11w11datos

de p•·o'videndo

y las

esp ectativas,

echa toua la cul pa á los

obispos, cuya neglij encia

y

fidta de miseri cordia reparaban

los Papas con su pied ad; pero si nuestros lectores rej istran

la hi storia, verán a hí nna esplicaC'ion mui diferente. Ver án

que Adriano I V Papa del sig lo XII fue el p1·imero que in–

t rodujo esta práctica,

y

no pa ra re parar la falta d e miseri–

cOt·dia d el Obis po; que Alejandro III sig uió el ej emplo d e

su predecesor. En otra Disertacion habla rémos ele los

man–

datos de providendo,

que emgtzaron por moniciones, y aca–

baron por le tras preceptorias.

Respecto ele la justificacion de los

casos 1·eservados

y las

dispensas,

remitirémos á nuestros lectores

á la

Disertacion

de· los Obispos, dond e quedará burlado el empeño de nues–

tro d octo r l\'[o reno,

y

d esacred itada su fa cilidad d e acrimi –

nar á los obispos, para recomendar la necesid ad ele ) a re–

serva pontificia. ¡Qué punto tocó e l Seño r Arcediano!

l G.

Observacion aceTca de los ·medios que ivau Lle'Vando

á

Trt ·resenw.

Si ec hamos la ,·ista

á

los caminos J'Or d ond e se dirijian

á

Roma las facultades de los obispos, se vendrá en conoci–

miento d e que no siempre existieron motivos cristianos. Si

la utilid ad ele los fi eles movió e l án imo de

los obispos á

d ecretar las reservas, serian estas tan determinadas como

los caso que las hicieron dic ta r; ó tan pasaje ras como las

¡·azones en que estaban fund ada". S i la necesid ad llamaba

la autoricl ad

el ~!

Papa,

á

suplir

la

neglij encia d e los obispos;