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g uo, qu e flo reció en el
~ igl o
6.
0
y
que fué ta n cuid adoso
e n recoj er la s cons tituciones el e los Papas, no hace memo–
r ia d e niguna de las que
1
ratamos; que
á
existir entonces,
habria sido un hallazgo feliz para su obj eto, cua l era reco–
mendar la disc iplina eclesiástica con cánon es
y
decret¡lles,
y tan antig uas si fueran jenuinas-P or no se r antig uas
di–
c has e pístol as, y po•· haberse hech o cambios con el tiempo
en la di sciplin a, es fácil concebir, cómo en es.a co leceion se
hallen sentencias y frag mentos d e Concil ios, Papas y escri–
toi·es d e fecha pos terior.
En las éitas· d e la Esc ritura se
hace uso de la ve rsion de San Jerónimo, que h a sido pos–
terior á la de q·ue osaban los Pon tí fices predecesores d e S i–
ricio- Las r efl e xion es anteriores ti enen e l mérito
y
fu erza
d e un a d emos tracion.
E l argumento negativo tendrá poco
va lor, pa ra hacer fre nte á un h echo probado de a ntemanó¡
lo que no s ucede en e l caso d e las fa lsas deci'etales, que qo–
lo pudieron apoya rse e n la ig n01·ancia d e los tiempos.
'J..
Acwuútanse mas pruebas de la imposlwra.
Para que n uestros lectores co nozcan mas la impostura d e
I sidoro, bueno será pa sa r rá pid a mente la vist1t po r a lgu-nas
de las epistolas compuestas por .
éL
E n
las que imputó al
Papa S. C lemente llamaba
ii
Santiago d e Jerusa len
obispo
rle los obispos,
y h acia mé rito d e la doctrin a de un nloso–
fo en favor d el comunismo, aun res pecto d e las mt1j e res.
En la s e pístolas d e A nacle to ha bla de la di vision
~le
pro–
vincias hecha 'por los Apostoles,
y
de otras disposiciones
que fueron obra d e los siglos posterio1·es.Evaristo trataba en
sus epi stolas d e lo que dos sig los despues ordenó el Conc i–
lio de Neocesarpa. A lejandro refuta ba los errores d e losar –
r ian os y sabelia nos, que na cieron dcspu es . S ixto
1
se ll a–
maba
Arr::;obispo,
título entonces inusitad o. T clesforo dispo–
nia, que se dij esen tres mis<IS en la nothc de
avici ad , Jo que
es de disciplina p osteri or. S otero prohi bia á las monj as que
tocasen los vasos sag rados, en un sig lo e n que no habia nlon–
jas. V ictor se intitula ba Obispo d e
la
Ig lesia Roman a
y
universal,
lo que e•·a d esconocido e n c"e ti empo ;
y
dec laraba
que Dios se ba bia reservado p ara sí,
y
pa ra la Sa nta Sede
los juicios d e los obis pos, y que esto co nstaba d él profeta.
Js¡¡ias. C<1li xto h acia memoria del ayu no d e ,}as cuatro tcm-
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