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Bien -instruidos estaban en las falsas decre tales,
y
mu)
.adelantados en la carrera de las prete nsiones, los cardena–
les que rodeaban al Papa Eujenio III cuando hall ándose de
paso en la Ig·lesia de Reims, hubo de condenarse la doctri–
na de Gilberto pon·etano. M uchos obispos,
y
con ellos el
Padre San Bet:nardo, formaron un símbolo, que sirviese
para contradecir los errores de dicho G ilber to. Su pié ronl o
los cardenales, y en cuerpo se dirijieron al Papa para re–
p rocharle su conducta, y decirle que e n el instante levan–
,tase su voz contra la temeraria noved ad que acababa de
cometerse. Pero si el Papa Eujenio toma ba conocimiento
de la causa de Gi lberto con los obispos ga licanos y San
Bernardo, ¿qué falta se había cometido contra los derechos
de la Silla Apostólica? N inguna, sino la de no haber hecho
participes los obisros y San Bernanlo
á
los cardenales, por
cuanto estos, segun lo refi ere el monj e Gaufredo, escritor
contemporáneo
y
que asistió al Concilio,
dab~n
á entender,
que querían reserv<;trse para sí solos el
juicio- quía judi–
cium sibi soli videbantzw rese,·vasse.
Por eso pretendían,
que el símbolo que compusieron los obispos y el Santo
Abad, carecía de valor, pot· no haberse oído á la Cmia–
·tamquam inconsulta Curia p1·obatum, velut auctoTitatis pon–
dere cm·ens
~·a.
Por el propio tiempo publicaba su
decreto
el monje G ra–
ciano, donde se encuentran algunas de las fal sa s epístolas
de que hemos hablado.
Los cánones del decreto fueron el
texto de los Doctores, de los Obispos,
y
ele los Papas; por
lo cual pudo decir Inocencio III que " las causas mayores,
y
principalmente
la~
relatiYas á la fé, d ebían remitirse al Ro–
roano Pontífice." Fagn,ano nos impide dar sentido benig–
no
á
estas palabras, pues llama
p,-iiVativo
el derecho del Pa–
pa, y no como quiera sino por institucion d ivina. Fagnano
po inventaba, sino que él y demas de la Curia se a poyaban
en el texto pontificio.
·
5.
Im:titucion de los Obispos.
D ijimos entt·e muchas cosas en la Disertacion de
Conco>·–
rlatos,
que la institucion de los obispos perteneció
á
los me–
tr opol itauos con sus concilios de provincia·: que diferentes
rausas fueron contribuyendo al cambio de estlt disciplina,