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-16-

ver si eran negligentes eu el desempeño de sus fu uciones,

y

entre ellas el diligente celo por el bien de otras Ig lesias,

y

la conservacion del depósito, que á todos fué confiado por

Jesucristo. E l citado Concilio de Capua encargó al ouispo

de Tesalónica,'y á otros dela :Macedouia el juicio del obispo

Bonoso. Los comision'\dos escribieron sobre el particular

al Papa Siricio, para que este dij ese su sentencia; á lo cual

se escusó, por que "no le tocaba juzgar, pues el Concilio

<le Capua había hecho j ueces á los de iUacedonia." Recon–

viniendo alguna vez el P apa Simplicio al Pa triarca Aca–

cio, le decía entre otras cosas, que "debía acreditar que

era siervo fiel de los talentos que el Señor le había entre–

gado, trabajando

no solo

por la Iglesia que presidia, sino .

tambien

en todas

por la unidad católica

y

las definiciones

de los Padres." Hasta el fabricador de fal sas_d e decretales

tuvo respeto á este ofi cio comun de los obispos,

y

en la que

imputó al Papa E leuterio, confesaba que Jesucristo '" había

encomend ado

á

los obispos el cuidado de la Iglesia, para

que trabajasen por todas,

y

auxiliasen á todas." Sirvan los

testimonios aduci dos para convencer, que en la l g lesia ·cris–

tiana no h abía monarca;

y

que el Primado estaba mui dis–

tante de arrogarse títulos, que de alg un modo ecli psáran la

autoridad de sus hermanos. Otro será el lugar donde nos

contraigamos á examinar las explicaciones

y

sutilezas d e

los escritores de la C1.1 ria.

18.

Notables pasajes de S. Gregario Magno.

Es mui notable la conducta de este Sauto I'apa. C uando

J uan Patriarca de Constantinopla quiso toma r el título de

O bispo universal, el Santo Pontífice le 1·eprobó semejante

procedimiento-, inanifestándole, que "con él despreciaba á

sus hermanos,

y

era reputarse por el único Obispo: que

con tan temeraria pretension perturbaba la paz de la fgle–

sia,

y

se desmentía

la gracia que Dios derrmnaba so–

bre todos." A l mismo propósito escribió á los P atri arcas

de A lejandría

y

de A ntioquía, encargándoles, que

na–

d ie diesen ese título, para no pe•:judicar"e á sí propios,

dando á otro un honor indebido. " E n una epístola al Pa–

triarca de A lejandría, le dijo así-"Y o "é quien soi,

y

quie–

nes sois vosotros: por

ell~gar

sois mis hermanos,

y

en

la~