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31.
Notctble conducta de los Obispos españoles con el Papa.
Celebrándose estaba un Concilio nacional en Tpledo,
c uando los padres recibieron una amarga reconvencion del
Papa Honorio, que los llamaba
perros mudos.
El Concilio
e ncargó
ii
San Braulio, Obispo d e Zaragoza, qu e contesta–
se por todcs,
y
entre otras cosas dijo así-
" nosotros no nos
hallabamos tan descuidados, que no fueramos tambien mo-·
vid os por la divina gracia; lo que no puede llamarse negli–
jencia, como Vos d ecís indebidamente-qua?
vest>·a sanc–
tit<ts indebité protulit.
N'o hemos merecido qu e nos apli–
queis la se ntencia d e
lsa ias-per1·os mudos:
cuidamos la
grei del Señor con el auxilio d e l mismo,
y
velamos sin dor–
mitat·, para es pantar á los lobos." A si hablaba un Obispo
santo,
á
nombre de los d emas obispos españoles, sin temor
de !itltar ;, ning un derecho del sucesor de San Pedro. San
J ulian ha d ejado tambien otro notable documento de forta–
leza episcopal.
3!2.
Autm·idctd de los Concilios uacionales en la Iglesia
galicana.
· Mucho tiempo emplea rían nuestros lectores para regis–
trar en las colecciones de Concilios las r e uniones de obiS<
vos de muchas pro ?incias, donde desplegaro n grandes fa–
cultades. Verían que el Concilio d e Agd e celebrado en
506
d·ictó cánones acerca de los clérigos bí¡¡amos, de la edad en
q ue debía n ordenarse los diáconos, presbíteros
y
obispos,
y
otros puntos diferentes. Verían á los cinco Concilios ce–
lebr ados en Orleans, dar disposiciones respecto d e los cléri–
gos, los penitentes, las oblaciones, las festividades, la orde–
nacion d e los obispos
y
de los metropolitanos. Verían en
el Concilio Tulense cánones en proteccion de las cosas sa–
gr~ld as,
y
en castigo de las vírgenes infieles, el e los clérigos
y
monj es vagos. N uestros curialistas llamarían cismáticos á
los obi spos q ue tales cánones dictára.n ahora.
33.
N otable conducta de los Obispos de tas Gálias.
Conclujdo que fué el segundo Concilio de N icea, los pa·