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cuen ta á las Iglesias. ¿De donde pues tomarán testimonio

los de la Curia, para probar su pretension? De documentos

apócrifos.

Los impostores fabricaron mia e pístola del Concilio Ni–

ceno al Papa S ilvestre,

y

otra de contestacion; pero los erú–

ditos nos hace-n saber, que son apócrifas, como los supues–

tos concilios, cánones y actas de ese Papa. Prolijamente tra–

ta mos de este punto eu la obra, donde admirarán los lecto–

res

la arrogante

y

vana co11fianza d e dos relijiosos misione–

r.os

, que sostuvieron la aute nticid ad de dichas piezas.

1·2. '

Los tres Conciüos siguientes no tuvieron C01!firmacion.

El segundo Concilio c.ele brado en Constantinopla el añ9

381,

y

compuesto puramente de obispos oriental<O's, no fué

ni pudo ser ecumenico, sino despues del asentimiento de los

obispos de Occidente con e l Papa Dámaso; 'lo que está mui

distante ele parecerse á la confirmacion pontificia en el sen–

tido de que

es~amos

habland o. En el Concilio Efesino,

ó

terceTo j eneral, ni aun lugar había

á

la confirmacion ponti–

ficia de los cmialistas, supuesto que los padres no habian

hecho mas que conformarse con lo dicho ántés por el Papa

Celestino contl·a Nestorio

y

su doctrina,

o

aprobar

y

con–

firmar lo que él enseííára;

y

por eso se contraj eron única–

mente á darle cuenta de lo acaecido-ut

omnia quce conse–

quta su?lt, sanctitati luce signi:flcentu?·.

S ucedió respectiva–

mente lo mismo en el Conci lio de Cá lcedonia, ó 4·.

0

j ene–

ral; pues los padres aprobaron

y

confirma ron la doctrina

del Papa S . L eon en sn epístola al patriarca F lavia n contra

Eutiques;

y

se limitaron á participar!e, que todo se babia he–

cho en concordia, hallánd qse todo preparado por sus car–

tas,

y

presidiendo é l misp10 por medio de sus Legados.

Segun esto, cua ndo se a!eguen sentencias, la del Papa Fe–

lix III .por ej emplo, en que se suponga, que los Concilios d e

que hemos hablado hasta ahora, pidiero n su confirmacion al

Papa, carecerá n ellas d el mé rito, que d ebe acompañar

á

un

testimonio histó1·ico, pues se apoy;¡.ban e n un supuesto fal–

so, fuera d e las razones especiales, que d esacreditán tales

eyenten cia s,