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4·8.
El Concilio ecuménico •·ep1·esenta
á
la Iglesia con
S1/
pode•·
y
dignidad.
Al hablar S. Agustin de la sentencia que terminó la con–
troversia de la !'ebautizacion, reputa por una misma la auto–
ridad de la Iglesia
y
la del Concilio plenario. Los Concilios
de. Pisa, Constancia
y
Basilea, se llamaban representantes
de la Jgles'ia;
y
léj os de contrad ecir los Papas este dictado,
prevenia l\'Iartino V , que á los sospechosos de seguir los
errores de W iclef
y
de Hus, les preguntasen, si c1·eian
y
re–
conccian que el Concilio jeneral, y determinadamente el d e
Constancia, representaba á la Iglesia universal. Leon X re–
conoció tambien por 1·epresentante de la Iglesia universal á
su Concilio
5.
0
de L etran, pues lo creia jeneral. Aunque el
Tridentin() no tomó esa denominacion, no fué porque los pa–
dres creyeran que no les convenia, sino porque lo impidie–
ron los Legad'os papal es, á causa de las circunstancias, como
¡·efiere Palavicini. E l propio Belarmino ha confesado, que
el Concilio jeneral representa
á
la Iglesia;
y
que todos con–
venian en que un Concilio lejítimo podia llamarse Iglesia con
mucha propiedad;
y
aun F agnano, que no consentia al Con–
cilio llamarse Iglesia, no po(lia negarle que la representa–
ba-Co!icilium non est Ecclesia. universatis nisi •·epTesenta–
tive.
Si pues el Concilio represe nta
á!
la Iglesia universal,
tiene en ¡·epresentacion los derechos de ésta, su dignidad,
y
el
poder que Jesucristo ha dejado sobre la tiena al fundar
su Iglesia.
49.
Respeto de los Papas
á
los Concilios
y
sus Canones.
Hagamos valer algunos de los muchos pasajes, con que
los S umos Pontífices acreditaron el sumo respeto, con que
miraban
la~
decisiones de los rep1·esentantes de la Iglesia.
E l Papa J ulio decia así á los orientales, con moti
'lO
de la cau–
sa de S. A tanasia: "son culpables los que me aconsejaron,
cjuc con menosprecio del gran Concilio de N icea, escribiese
á los herejes como
á
hombres pia(losos.
Injuriariamos al
Concilio y
á
los obispos que lo compusieron, si nosotros ab–
l'ogáramos lo que ellos hicieron con tanto estudio
y
cuidado
en la presencia de Dios. Noso tros obramos en todo con ar-