Table of Contents Table of Contents
Previous Page  174 / 438 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 174 / 438 Next Page
Page Background

.

--166--

los obispos,

y

no el de Jos presbÍteros que asistieron. El Ar–

quimandrita Mar tín dijo en el Concilio calceJ onense, que

ú nicamente correspondía á los obispos suscribir--non

est

rneum subscribere, sed episcoporurn.

Los jueces natos

y

d es–

tinados por Jesucristo fuern'n los apóstoles

y

los obispos sus

sucesores. C ua nJo S . Berna rd o" fu é llamado al Concilio d e

Sens, contestó qu e solo

á

los obispos co rres pondía juzgar

de los dog mas. S . I g nacio de A ntioquía lla ma ba á los sa–

cerdotes--consej eros

y

aseso res del obispo. Cua ndo S. Ci–

pria no decía, que caJ a Iglesia

era--plebs sace•·doti adunata,

•n o hizo me ncion

c~el

presbi ter io, sino que sig uió habla nd ó

del obispo, que estaba e n la Iglesia,

y

está en él. E n la sen–

tencia contra ria todo te nd ería

ú

la confusion, cuando todo

debe tender á la unidad. S i todos los q ue se ha llan en el

S ínodl> consienten en sus dis posiciones, cad a uno lo h ace de

diferente modo, defini endo

ju-re proprio

los obis pos,

y

co–

mo por concesion los presbí teros. N ada mas sig nifica el

pla–

cet,

y

nada mas las suscripciones, e n las c uales no se encon–

t ra-rá jamás

drjfiniens.

Cuando e n

e1

Concili o de Calcedo–

nia e ntra rorl monj es

y

legos en favor de D ióscoro, los pa–

dres clamar on, que salieran afuera los q ue no eran obispos–

mitteforas supe•:ftuos; Conciliurn episcopo,.um est.

13.

Contestacion.

Es incomprensible la ceguedad de la Curia, q ue tan con–

fiadamente provoca á la historia, donde ha de avergonzarse

y

perderse. ¿En los

prim~ros

tiempos asistían los presbí te–

r os á los Concilios, ó jamás se les vió en e llos? N os par ece

que nuestros adversarios no entra rán en discusion sobre es –

te punto, porq ue encontrarían luego el Concilio de Jerusa–

len, tantas veces mencionado,

y

que no nos hemo s de cansa r

en mencionar, dond e los apótoles

y

los

seniOTes

ó pres bí te–

ros del iberaron

y

reso lvieron. Poco h ace que hemos presen–

tado ej emplos d e las suscri pciones de los presbí teros en Sí–

nodos diocesanos, como una a ntigua práctica. Si pues la asis–

tencia de los presbíteros ha sido anterior á su ausencia, a un

. suponiéndola efectiva, á los de la Cmia cumple es plicar esta

mudanza

y

dar razon de ella. Y si la. presencia d e los pres –

bíteros en unO$ Concilios,

y

su fa lta e n otros, han perteneci–

do á una misma época,

á

ellos tambien les cumple prese n-