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F unden los de la Curia sus diferencias
y
exepciones, que
á
nosotros nos bastá la regla general, que re peti rémos sin
cansamos- los obis pos son sucesores de los apóstoles; son
lo que ellos fueron,
y
tienen la a utoridad que ellos tuvieron;
y de la misma ma nera, y e n toda su esten sion,
po1·
se1· suae–
so·res,
salvas las cual id ades transitorias
y
de circuns ta ncia s
que disting uían á los fundadores de la Ig lesia de los pasto·
res que vinieron de spues.
!20.
Se satiiface á un •·epa1·o.
¿Nos d irán los de la Curia, que negando al Romano Pon ·
tífice el ser Obispo un iversal, r econocemos esta· prerogativa
en los de1'nas obispos? N osotros hemos recono cido en S. Pe–
dro
y
los demas apóstoles el cuid ado de todas
~a •
I g lesia s,
ó el apostolad0 universal;
y
viendo que semej ante 'ci¡·cuns–
tancia era comun á todos, dijimos co n razon , que en ella no
co nsistía el P rimado, que e ra propio de uno solo. Cuando
pasamos de los apóstoles
á
sus StlCeso res, dijimos q ue como
la mision que recibieron estos en las personas <le a quellos,
no fu é limitada por
Jesucristo~
la conserva ba e ntera, sin
perjuicio de lá cir.cunscripcion d e diócesis, que limitán el
ejercicio
d e la a utoridad episcopal, salvos
los
casos ele ne·
cesidad. Si esto ha d e ll amarse Obispado universal, lo será
e n
el
Papa, como e n los demas obispos, por razon cl.e O bis·
po;
·per o reconocié nd ose en todos sin diferencia la limitacion
del ej ercicio;
lo
que no podía suceder en los apóstoles, como
fundadores de la I g lesia,
y
á quienes ning una autoridad les
1·estri njiera su jurisdicci on, como uespues la ha restrinjiclo
e n los obispos.· Así pues, nosotros no negamos, ni podel{lOs,
ni querémos nega r al Pa pa como O bispo, lo que vindica·
mos á los dem as ob ispos. L o que le negamos es,
y
no a rbi–
tra riamente, qne las facultades que defendemos á estos, le
·convengan al Papa como P rimado; título por el cual se las
prete nden los de la Curia, para que le sean esclusivas, como
lo es el Primado.
2i .
Lo dicho no pe1judica al respeto que tos obispos deben
-
_
á
los cdnones.
La doctrina que defendemos, aclemas de recomendar
h
importancia d el episcopado, no perjudica a l respeto
y
obe-