Previous Page  94 / 130 Next Page
Information
Show Menu
Previous Page 94 / 130 Next Page
Page Background

-

0-

tancia de tiempo es tan esencial, como la cree el Sr.

1-leeretario del Culto'?

Si

a~í

fuera, el Gobierno en

1858 habría expedido el pase á las Letras apostóli–

cas del Jubileo de ese año,

y

no lo habría declarado sin

lugar.

Y es talla fuerza de esta resolueion, que ateniéndose

á ella el Metropolitano, le ha sido innecesario ocurrir al

Gobierno para el nuevo

ex3qucGttG?'

de la Encíclica

Quan–

ta cu1·a.

No creo, E xcmo. Sr., que estas razones no fueran co–

nocidas del Jefe Supremo, ni de su digno Secretario del

Culto. Por el contrario, estoy persuadido de que las han

tomado en consideracion, y que encontrando que eran

harto poderosas, han buscado otro3 argumentos para su

defensa. Si no fuera así, habrían dad o por toda razon

la nulidad del

exequat·u1·

ó el trascurso del tiempo. Pe–

ro no confiando bastanteen esos argumentos, han dicho

tambien que la carta en que Su Santidad me autoriza

para la publicacion del Jubileo en este año de 1866, es

un documento que debía haberse presentado al Gobier–

no para que le diera el

pase.

No es posible suponer que el Sr. Secretario del Culto

ignore lo que se entiende por Letras apostólicas. En las

primeras nociones del derecho eclesiástico se aprende

que esta genérica denominacion designa, en sentido ri–

guroso las Bulas, Breves y Rescriptos pontificios, úni–

cos documentos para los que se ha de impetrar el

pase,

segun la ley

1.'

título

3.

0

li bro 2.

0

de la Recopilacion de

Indias. Y si yo he dado alguna vez el nombre de

let?'as

<Í.

la carta privada de Su Santidad, no ha sido tomándo·

lo en el sentido estricto del derecho, sino en aquel sen–

tido lato que comprende todo documento escrito que ema–

na del Romano Pontífice. Por eso, cuando me fué preci–

so exponer el e piritu de la citada ley ele Indias, dije al