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do'3umcn tos de un carácter merm:nen te prin1do, cuya
materia no puede ser objeto de la apreciacion del Go–
bierno.
Y es de todCI punto inadmisible la hipótesis de que, en
el caso contrario, se establecería el principio de que so·
lo deben someterse al
pase
del Gobierno las Letras apos·
t6licas, que en concepto del Metropolitano, no menosca–
ben las regalías de la Nacion, porque el Metropolitano
tiene la conviccion, como la tienen todos los Obispos
católicos, de que los decretos conciliares, Bulas, Breves
y
Rescriptos pontificios, no menoscaban las regalías de
la Nacían,
y
durante los 49 años que lleva de episcopa–
do, jamás ha visto ni espera ver, que la Iglesia Católica
haya invadido la potestad secular ; ni que sus leyes
y
di, posiciones se dirijan
,á
usurpar en lo menor la sobe–
ranía temporaL
La Iglesia Católica es madre de los pueblos
y
de los
Gobiernos,
y
su conducta respecto de ellos, desde su di·
vino establecimiento ha sido
y
será perpetuamente una
conducta bienhechora,
y
ella solo es la que ha comuui·
cado la verdadera civilizacion que hace la felicidad de
las Naciones.
Insiste
S. en afirmar que el
pase
otorgado en
21
de
J
ooio de 1865, fué nulo por no haber obtenido el Go·
bierno de entonces el asentimiento del Congreso; pero
me permitirá US. observarle, que correspondiendo al
Congreso, conforme á la atribucion 24: del articulo 59
de la Constitocion, examinar los actos administrativos
del Jefe del Poder Ejecutivo, no podrá antes de este exá–
mcn tenerse legalmente por nulo un acto de la adminis·
tracion; porque á·nadie sino al Congreso tocaba cono–
cer del asunto,
y
tan evidente es esto, que la Comision
Legislativa encargada de vigilar el cumplimiento de la
Constitucion, no ha podido hacer otra cosa, en los casos
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