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2b-

LaEncíclica

Quanla cum

obtuvo el

pase

del Gobierno.

La omision del asentimiento del Congreso no pudo

impedir á la autoridad eclesiástica la ejecucion de la En–

cíclica, porque si tal omision importaba la nulidad del

pase,

esta nulidad no fué expresada, ni menos declarada

por el poder competente, hasta que el Gobierno actual

ha creído conveniente expresarla últimamente por el ci·

tado oficio de US. de 4 del corriente.

La carta particular por la que Su Santidad ha conce–

dido la próroga, no está comprendida, ántes mas bien cx–

cep-Lnada por las leyes y Constituciones citadas.

Aun supuesta la necesidad de nuevo

pase

para la En–

cíclica

y

la próroga, lo escusó desde luego, la contesta–

cion verbal de S. E., tan respetable, como lo es la pala–

bra del que preside los destinos de la República.

Y como á mérito de esta contestacion, se publicaron

el edicto

y

circulat· del Metropolitano, este se ha encon–

trado con derecho para proceder á la celebracion del

J

u–

bileo, y en la imposibilidad de suspender sus procedi–

mientos.

En tales circunstancias, es tan grave la situacion del

:Metropolitano, qtie aunque quisiera suspender el

J

ubi–

leo, pot· medio de otro edicto, este seria de ningun valor

ni efecto, porque puesta en ejecucion la Encíclica de Su

Santidad, esta tiene que cumplirse, desde que no es dado

al inferior suspender en su curso las disposiciones del

superior;

y

los fieles que por medio de la publicacion

han adquirido derecho al .Jubileo, no lo perderían por

cierto con la suspension, sino que lo aprovecharían le–

gítimamente, sujetándose en conciencia

á

las disposi–

ciones cÓnteoidas en la misma pastoral que se mandase

recoger.

¿Qué objeto tenia entonces la remision del expedien–

te

y

próroga al despacho de U .. suspendiéndose micn·