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S. E. siente en su ánimo un inmenso vacio, por haber
visto finalizada de esa manera una cuestion que cualquic.
raque fuese su éxito, habría querido verla resuelta, poe
honor del país, en la elevada region que le correspondía.
Hasta hoy no sabe S. E . cual es la verdadera razon
que ha influido en el ánimo de US.
I.
para no pedir el
lXLSe.
US.
l.
ha dicho que creía suficiente la contesta.
cion verbal para proceder; y que si en lugar de habér·
sele dado favorable se le hubiese pedido el expediente,
habría procedido de otro modo: ha dicho que sin embar·
go de estar en su derecho para proceder á la publica·
cion, quiso ántes de hacerla, dar una prtteba mas de su ad·
hesion al Gobierno, preguntándole si habría algun incon·
veniente: ha dicho que el
pase
de 1865 hacia, en su con·
cepto, innecesario nuevo
pase:
ha dicho que el Go·
bierno no podia expedir ese nuevo
pase,
sin tramita·
cion alguna; que la próroga de la Bula no es de la cla.
se de documentos que por las leyes deben someterse al
pase,
sino una carta particular; y ha dicho, en fin, que
habiendo procedidu de acuerdo con el Gobierno y anun·
ciado el Jubileu no podia retroceder, y que la simple
variacion de tiempo no es materia de
pase,
cuando pre·
cisamente la conveniencia ó inconveniencia respecto del
tiempo, es uno de los objetos sobre que versa el
exe·
quatur.
Estas razones incoherentes, sin que ninguna
~ea
perentoria, inclinan el ánimo de S. E. á creer que el
punto cardinal ha sido prescindir del Gobierno á todo
tr.ance, especialmente en las formas legales, acojiéndose á
una contestacion verbal que en nada equivale á un
exe·
quatur
en forma. Pero US. L sabia, que el actual Go·
bierno tenia que conservar incólumes las bases en• que
descansa el poder que ejerce: las bases de la independen·
cia
y
soberanía nacional, y las leyes que sostienen el sa· .
grado depqsito de sus reglas y derechos, como sociedad.
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