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aconsejaron la snn1ision ele los n1inistros ele Cristo
á
loq poderes temporales.
En una
oca~ion
J
esns dijo
á
sus discípulos:
<<
Sabeis • que aque1los_qne se ven 1nandar
á
las
gente~,
se enseliorean de ellas,
y
los príncipes de
ellas tienen potestacl sobre ellas.
Mas
no es asi
entre
vosotros~
antes
21
qne quisiere ser el n1ayor,
será vuestro criado;
y
el que quisiere ser el pri–
lnero entre vosotros) sercí siervo de
todos.»
(1)
:La Iglesia ha aceptado.. segun se sabe, como
fidedigna,
la
explicacion de los diferentes pa–
sajes de la Eseritura
hech~t
los por santos padres.
Pues bien, San
Gerónin1o~
refiriéndose al ci–
tado, dice que la diferencia entre los reyes
y
los
obispos, entre el soberano
t~mporal
y
las antorida–
deH eclesiásticas, consiste en que
lo~
reyes gobiernan
á
los pueblos
á
su pesar, 1nientras que los obispos
solo gobiernan
á
aquellos que lo quieren:
-ille terrore
suujici, hic ser·vitnti donatur.
Los reyes, agrega,
son los dueños
c1el
cuerpo para castigar
á
los
ho1nbres de n1nerte; los obispos tienen cuidado de
conservar las almas para la vida eterna:
ille corpora
cztstoclit
ad
1norten~,
hic
anin~as
servat
ad
vitanL
(2)
San Orisósto1no co1nentando el nlismo pasajrJ
asegura que un obispo no puede n1andar como un
(1)
San Marcos
cnp.
X v. 42, 43
y
H.
(:¿¡
Epistola 3
ri
Nepot. citada por Dupin.