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dernas, . en vez de acercarse
á.
él, va depurando
sus instituciones pollticas de los ültitnos resabios
ele aquellos tie1npos en que se consideraba al Es–
tado como
inst.run1ento dócil é inconsciente de la
corte ron1ana.
227.-Aun que el talento, la preparacion y los
vigorosos razonan1ientos con que trataron el asunto
los sel1ores Wilde, Leguizan1on, Lagos Garcia,
Gallo
y
Oi
vit~
en la cámara de
clipntaclos, el al1o
1883,
derribaron las 1nejores objeciones que con
igual maestría fonnularon los oradores parlainen–
tarios y los escritores del partido ultra-católico, va–
n1os hacernos cargo de las principales objeciones,
cuya base principal está destruida con. las dmnos–
traciones ya fonnuladas.
El sel1or Pedro Goyena fué el primer orador que)
al discutirse el asunto en !a cá1nara de
diputados~
puso al servicio de la ensel1anza religiosa obligato–
ria, las atrevidas concepciones de su clara inteli–
gencia, n1ocleladas y traducidas por medio de una
palabra fácil
é
ineisiva, aun qne
á
la verdad 1nas
brillante que convincente.
~1
señor Goyena, despues de trazar
á
grandes
rasgos la historia del derecho positivo argenti–
no en sus
relaciones con el culto católico? pre–
tendió deducir de la proteccion brindada siem–
pre
á
este culto) la necesidad de protegerlo en toe:
a