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-406-

exclusivista, odiosa é intransigente tiende á limi–

tar el horizonte de las

libertades püblicn.s

á

lo')

estrechos lítnites de un sisten1a de doctrinas, ge–

neraln1ente rechazadas por la conciencia nacional

de los paises libres.

La enseñanza laica, al contrario, subordinando

los derechos

y

deberes de la propaganda, á las exi–

gencias del 6rden püblico, consiente dicha propa–

ganda en la fonna que las diferentes cotnuniones

religiosas lo crean 1nas conveniente.

En la prác–

tica· de este siste1na, los poderes políticos se cir–

cunscriben á ejereer una accion 1nocleradora;

y

á

propender que al an1paro de la

liberta~

coexistan

y

se ejerciten diversos derechos,

á

fin de que, dentro

ele la ar1nonia general, la sociedad entera

y

cada uno

de sus 1nie1nbros sat.isfagan ;-;us aspiraciones

y

ne–

eesidades. El principio de la enseñanza laica es,

pues, el que 1nejor se concilia con las

funcione~

propias de los encargados del ejercicio de la sobera–

nia nacional.

224-Por otra parte" la obligacion del Estado,

sostenida por el partido clerical, de decretar en las

escuelas püblicas la enseñanza de nna reljgion de–

terminada, presupone en el n1isn1o Estado, el deber

de profesar dicha religion

y

el ele obedecer cieo·a–

n1ente

á

sus inspiraciones.

¿El Esta

el

o podria imponer doctrinas

y

vrccepto ·