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OR.lCION ?OCA.L;
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nues.tra ignorancia'
·re~uelven n~eslras
dudas'
y
c9_rrigen nuestros
yerros, mejoran nuestras costumbres, descubren ·nuestros vicios,
alientan nuestras virtudes, incitan nuestro fel'vor, pó'nennos miedo
y
horror del pecado, recrean el ánimo afligido, consuefan al descon–
solado. Y si la carne flaquea, si la prosperidad nos .daña, ·si el mun–
do nos·persigue, si males uos amena1izan, si trabajos nos ce1·can·,
si nos f¡¡lta el
sust~nto
, la sal uci, la homa, para todo hallaremos
remedio y consuelo en la lecciou espiritual: mas si tú quieres espe-.
rimentar estos efectos gnarda los sigúientes. consejos:
1.
0
Antes de
comenz~r
á leer,
levanta.Qlcorazon
~
Dios
y
pí–
dele gracia para aprovecharte,
y
busca .en el libro de la verdad,
y
no la elocuencia, la utilidad, no la sutileza, el desengafio, no
el
entretenimiento , la devocion, y no la proíundidad;
el
sahi!r salvar–
te, y no el saber para entretene·rte
y
recrearle~
~.
0
Haz cuenta que Dios te habla
y
dice lo que le es, no solo
para que lo sepas, sino para que lo. pongas por obra.
.
5.
0
No has de leer apresuradamente, ni de co1Tida, como quien
lee historia, sino con pausa
y
pooderacion, no tm1to parn consolar–
te, como para enmendarte ; no solo para enmenda1·; no solo para
divertirte, sino para corregirte dando lugar
á
que Dios te hable al
corazon.
4.
°
Cuando hallares alguna sentencia ,
ó
lugar devoto que
le
mueva, detente un poco pensando en ello, aficioua tu voluutad, des-·
engaña tu entendimiento , consérvalo en la memoria para pensarlo
entre dia ,
y
aprovecharte de ello en las ocasiones,
y
110
inquieras
quién lo ha dicho, sino qué tal es el dicho.
5.
0
No .leas mucho de una v·ez,
porq.ueasí como no sustenta
al cuerpo la mucha comida, sino la rnoclerada bien digerida, así tam–
poco sustenta al alma leccion 1·arga, sino el digerirla
y
rumiarla bien.
6.
0
No rr.mudes muchos libros, que varios remedio's dañan al
enfermo,
y
diversos manjares desc1•mponen
y
estragan
~l
estómago.
. .
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