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334

TllATADO !'ESTO

)Jros. ¿

Oné

dices, ho mhrc? ¿No es de tu profesion porque tienes ne–

gocios?

y

aun por eso, poi·que nadie tiene mas necesidad de este

socorro, que los que tienen esas distracciones

y

cuidados, mucho

mas que los religiosos. A

tí,

en quien son mas ordinarias las heri–

das, convienen que sean mas frecuentes los remedios á quien la mu–

jer provoca, el hijo entristece

y

enoja , á quien el enemigo acecha,

el amigo envidia, el vecino persigue,

el

compañero

eugañ~,

el juez

agravia, castiga

ó

amenaza,

y

la necesidad atormenta; á ese tal con–

viene sin cesar leer en libros espirituales: no había que añadir á las

palabras de este santo doctor, si tú no hubieras menester mas alien–

to

y

enseñanza. No verás á nadie que trate de veras de su aprove–

chamiento, que no sea darlo á la leccion de libros espirituales; por–

que si el ánimo está caído

y

desmayado, ellos. lo levantan

y

afer–

voran; si tibio

y

frío le encienden; si altivo y soberbio, le humillan;

si triste

y

congojaJo le alegran. No hay enforrneJad q11e no curen,

.Jlaga que no sanen, trahajo que no alivien, Jolor que no aplaquen.

Ellos hacen tener trato

y

corn1111icacion con Dios ; porque con Dios

hablamos cuando oramos,

y

á

Dios oímos cuando leemos: ellos son

11rmas defensivas

y

ofensivas contra nuestros enemigos : ellos son

platos de manjar celestial, con que el alma se satisface

y

harta;

. ellos son espejos donde se ve nuel tro interior,

y

lo bueno

ó

Jo ma-

lo que tenemos; ellos son consejeros verdaderos, predicadores se-

cretos,

y

maestros ingeniosos que enseñan callando; letrados de cá–

mara que si les marnlan callar callan; sin tornar

á

repetir lo dicho lo

repiten, no se cansan de esperar ni desesperan de aprovechar; son

anillos de memoria, poi· los cuales se acuerda el hombre de lo que ya

tenia olvidado; ellos nos descubren las cosas que se han 1le creer,

los premios que se han de egperar, los castigos qne se han de huir,

· 1os preceptos ql1e se han de agradecer, lo que

~e

ha de Jesear;pe–

dir

y

meditar; ellos avisan

á

los que titubean en la fe, que estén

fir–

mes en ella;

á

los que han perdido la caritla1l qne hagan penitencia

y

Ja restauren;

á

los tibios que ge afervoren;

á

los d1•sconfiados que

confien;

á

los tentados que resista11;

:i

los perseguidos que sufran;

á

Jos justos que se perfccionen,

y

á

los perícctos que perseveren

y

apro–

vechen

á

sus prójimos. Y por decirlo todo en breve, ellos enseñan